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Actualizado: 14 de mayo de 2025


Luis Pérez quiere matar á un criado, que ha entregado una carta á su hermana, y al que mira como intermediario de una intriga ilícita, y resiste á la justicia, al presentarse ésta para capturar á un portugués, refugiado en su casa por haber matado á su rival.

Lorenzo y Ricardo se aproximaron a Melchor y lo llevaron para la caballeriza, donde se habían refugiado las mujeres, y donde le tuvieron, poco menos que a la fuerza, hasta que, apaciguados los ánimos, volvieron al sitio de las carreras, que se tramitaban en inacabables discusiones, y desde el cual pudieron ver a la distancia, que Lucas Bando se alejaba, solo, llevando de tiro a su «rosillo».

Le parecía que el poder en que había puesto en vano su confianza, en las calles de su ciudad y en las reuniones piadosas, se encontraba muy lejos de aquella tierra en que se había refugiado, en que los hombres vivían despreocupados, en la abundancia, sin saber nada y sin sentir la necesidad de aquella confianza que para él se había convertido en amargura.

Los chicos, que en estas cosas suelen ser más diligentes que los hombres, indicaban la dirección que siguió Pecado en su fuga. Las opiniones eran diversas. Unos decían que se había refugiado en la Quinta de la Esperanza; otros que había tomado por la vía férrea adelante.

Los ideales, por susto de cuya ausencia se había refugiado Fray Miguel en el claustro, brotaron entonces en el suelo fecundo de España, le cubrieron todo y vinieron a llamar con estrépito en su celda al desengañado solitario.

Lo que en su mente era simultáneo no podrá menos de sucederse en el soliloquio, pero lo que él interiormente se hablaba, carecía de conclusión y de principio y se manifestaba todo a la vez. Desesperado de lograr en el mundo la fortuna que buscaba, Fray Miguel a los treinta y cinco años de su edad se había refugiado en el claustro.

Las niñas no habían podido resistir aquel sol de fuego y se habían refugiado varias horas bajo un árbol. ¡Con qué desaliento profundo se dejaron caer de la mula! ¡Cuántas impresiones gratas les debía la Europa para indemnizarlas de esas horas de martirio!

Cerca ya del anochecer, y después de dos horas de esperar en vano los que en el puerto lloraban, y cuando la vista más sutil no había podido distinguir desde los puntos más elevados de la costa ninguna lancha en la mar, y había tiempo sobrado para tener noticias de las que pudieran haberse refugiado en boquetes ó ensenadas, faltaban siete.

Como la casa era tan espaciosa que a no ser por su sencilla rustiquez y carencia de adornos arquitectónicos, pudiera pasar por palacio, don Andrés, refugiado en sus habitaciones del piso principal, se sustraía al bullicio, y, según he indicado ya, estaba tranquilo. Enciéndase, con todo, que esta tranquilidad no era mental, sino corpórea. Mentalmente el cacique estaba agitadísimo.

Se le persigue luego en un monte, en donde se ha refugiado, defendiéndose en él con sus amigos contra los agentes de la justicia. Por último, le alcanza un tiro de fusil, es hecho prisionero y se le da al cabo libertad, terminando de este modo la primera parte de las hazañas de Luis Pérez el Gallego. La parte segunda, que existe, no es de Calderón. El sitio de Breda.

Palabra del Dia

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