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Actualizado: 15 de junio de 2025
El parecer que has dado es excelente, Y harase qual ordenas, y entre tanto Quizá se aplacará el hado inclemente: Yo escribiré á mis padres el quebranto En que estamos los dos: tú, Silvia, puedes Escribir á los tuyos otro tanto. Y porque á veces tienen las paredes, Como dicen, oidos, Silvia mia, Agradeciendo al cielo estas mercedes, Pasemos esta platica á otro dia. Vanse.
Así, no hubo comediante famoso que alguna noche de quebranto y borrasca, cuando la muchedumbre comenzaba á manifestar con bastoneos y murmullos su disgusto hacia la obra, no sintiese el deseo heroico de hacer algo genial, extraordinario, para contener la catástrofe.
Ni aun entonces se apartó su vista de los barcos ingleses ni de los movimientos de nuestra artillería; y el imponente aspecto del alcázar y toldilla, donde agonizaban sus amigos y subalternos, no conmovió su pecho varonil ni quebrantó su enérgica resolución de sostener el fuego hasta perecer. ¡Ah!, recordando yo después la serenidad y estoicismo de D. Francisco Javier Uriarte, he podido comprender todo lo que nos cuentan de los heroicos capitanes de la antigüedad.
18 Pasados, pues, los días al fin de los cuales había dicho el rey que los trajesen, el príncipe de los eunucos los trajo delante de Nabucodonosor. 21 Y continuó Daniel hasta el año primero del rey Ciro. 1 Y en el segundo año del reinado de Nabucodonosor, soñó Nabucodonosor sueños, y su espíritu se quebrantó, y su sueño huyó de él. Los cuales vinieron, y se presentaron delante del rey.
Con priesa procuraba de ir de vuelo: Al Almiranta llega con quebranto, Que viene desmanchada y sin consuelo: Al puerto van, llamado Spiritu Santo; Con lanchas y bateles echa gente, Y él quédase en la mar acá de frente. Al tiempo del entrar, gran batería De los fuertes les dieron y flechazos: La gente indiana armaba gritería, Los nuestros, sin parar, arcabuzazos.
Y así por no acordarme de tal llanto, De tan crudo dolor y triste suerte, Quisiera fenecer con este canto, Que dudo que mi pluma bota acierte. Que puesta la memoria en el quebranto, Cuando me ví tan cerca de la muerte, Temo se ofuscar
Testigos presenciales de las vicisitudes y los incidentes de la penosa campaña que acaban de librar nuestras tropas en Oriente, hemos tenido oportunidad de admirar en muchas ocasiones la increible resistencia de los soberbios corceles del Tercio Táctico, de la Guardia Rural, que una vez aclimatados resisten admirablemente la temperatura tropical y son capaces de realizar jornadas increibles, lo mismo por la sierra que por el llano, sin experimentar el más leve quebranto.
Y lo peor del cuento es que está «él» ausente y no vendrá hasta la hora de comer, más que menos... Anda en el invernal amañando un morio que se quebrantó el otro mes; y como en teniendo obra entre manos no acierta a perderla de vista... ¡Pues no lo sentirá poco cuando lo sepa!... ¡Hija, qué casualidá!
Limpiad los ojos humidos del llanto, Mugeres tiernas, y tené entendido Que vuestra angustia la sentimos tanto, Que responde al amor nuestro subido, Ora crezca el dolor, ora el quebranto, Sea por nuestro bien diminuido, Jamas en vida ó muerte os dejaremos, Antes en muerte y vida os serviremos.
Y el esquadron que havia esperado tanto En pie, se rinde al sueño perezoso De hambre y sed, y de mortal quebranto. Apolo entonces poco luminoso, Dando hasta los Antipodas un brinco, Siguió su accidental curso forzoso. Pero primero licenció á los cinco Poetas titulados á su ruego, Que lo pidieron con estraño ahinco,
Palabra del Dia
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