Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 7 de noviembre de 2025


Empero, conténtate por ahora con saber que no se habla; costumbre antigua tan admitida en el país, que para ella sola tiene un refrán que dice: «Al buen callar llaman Sancho»; y no necesito decirte la autoridad que tiene en las Batuecas un refrán, y más un refrán tan claro como éste. Llégome a una ocurrencia. Buenos días, don Prudencio; ¿qué hay de nuevo?

Contra estos aventureros y aun contra todo el poder de los yankees que los protegen debemos luchar, ya que es inevitable la lucha. Confieso dijo entonces D. Prudencio que me hace bastante fuerza eso de que no debemos abandonar á los cubanos fieles y pacíficos. Por eso vacilo yo.

Esta patraña, que yo la tengo por tal, está acreditada por muchos i mui buenos escritores, engañados por el forjador de semejante documento, tales como don Frai Prudencio Sandoval , Arias Montano , el doctor Juan de Vergara , el doctor Francisco Pisa , Frai Juan de Pineda , Quintana Dueñas , Rodrigo Caro , Tamayo de Vargas , Francisco de Padilla , don José de Pellicer , don Diego de Castejon , Rodrigo Mendez de Silva i otros muchos que por no caer en prolijidad remite al silencio mi pluma.

El acero de Madrid. Belisa, hija ya crecida del viejo Prudencio, se enamora en misa del joven Lisardo, aunque su amor recíproco sólo se exprese con tiernas miradas. Un día, al salir de la iglesia, deja ella caer un billete, con objeto de participarle un proyecto para verse y hablarse con más frecuencia.

Pues dáos al diablo, les diría yo contestó D. Prudencio. Lo que es por ya serían independientes con una condición: con la condición de que cargasen con el pago de la deuda de Cuba.

Tambien le atribuyen que se dejaba regir en todas sus acciones por una ambicion insaciable, i por una desmesurada avaricia . Don fray Prudencio Sandoval, obispo de Pamplona, afirma que este rei avia mucho tiempo que echaba de á su confesor como á negociante pesado, diciéndole que atendia mas á despachar memoriales que á las cosas de su conciencia . Por último, el famosisimo político Nicolás Maquiavelo, ciudadano i secretario de Florencia, decia que «á Fernando V se puede mirar como á un príncipe nuevo, puesto que de simple rei de un estado pequeño ha llegado á ser por su grande reputacion i gloria el rei de la cristiandad.

Prudencio Sandoval y de Mr. Robertson, quienes, en esta parte íntima de sus célebres historias, fueron sin duda mal informados, ó fantasearon á medida de su deseo. Así lo demuestra el Sr. Lafuente con irrebatibles razones y documentos originales de primera fuerza.

Crea usted, que lo que hubiera convenido y lo que todo esto hubiera merecido, es que nosotros hubiéramos imitado á Agatocles. ¿Y quién fué ese caballero? preguntó don Prudencio. Pues Agatocles contestó D. Valentín fué un célebre tirano de Siracusa, con quien se condujeron los cartagineses sobre poco más ó menos, como los yankees con nosotros.

Todo eso replicó D. Prudencio me parecería muy bien si para dejarme frío no acudiese á mi mente esta frase proverbial: que no puedes, llévame á cuestas. No bastan doscientos mil soldados para acorralar y domar á los mulatos y negros cimarrones, y sueña usted con que basten cien mil para llegar al Capitolio de la Gran República.

Palabra del Dia

reclinados

Otros Mirando