Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 5 de junio de 2025
Comió poco y no habló nada, porque tampoco le hablaron a él. Por la tardé se vistió con gran esmero, y salió decidido a visitar a la amable señora para confiarla sus cuitas. Y andando, andando, cuanto más andaba más remolón se iba haciendo; porque según oreaba los propósitos con el aire de la calle, menos cuerdos le parecían.
Eso sí: todos los días me despertaba con los mejores propósitos. «Hay que volver a la patria, a la querida patria», me decía yo muy a menudo; «al suelo nativo», que dicen los cultos.
Fumó el último cigarro con sus hermanos en el jardín de la catedral, sin revelarles sus propósitos, y por la noche huyó de Toledo con un escapulario del Corazón de Jesús cosido al chaleco y una hermosa boina de seda en el bolsillo, de las confeccionadas por blancas manos en los conventos de la ciudad. El hijo del campanero iba con él.
Le pareció que su ideal y su tarea corrían peligro si aquellas reformas políticas se implantaban en Cuba de buena fe y eran generalmente aceptadas por el pueblo cubano, en virtud de lo cual él ya no tendría ambiente adecuado para poner por obra sus propósitos.
La señora de Montauron, que estaba siempre en acecho, ojo avizor y oreja al viento, cayó en la eterna trampa de las apariencias, interpretándolas a la medida de sus deseos. Resolvió en vista, coger al vuelo eso que ella denominaba, el momento psicológico, y firme en sus propósitos hizo cierta mañana comparecer al marqués en la hora habitual de sus audiencias secretas.
No sabía yo lo que era amor. Ahora lo sé: no hay nada más fuerte en la tierra y en el cielo. ¿Qué no haría yo por D. Luis? Y él por mí nada hace. Acaso no me ama. No, D. Luis no me ama. Yo me engañé: la vanidad me cegó. Si D. Luis me amase, me sacrificaría sus propósitos, sus votos, su fama, sus aspiraciones a ser un santo y a ser una lumbrera de la Iglesia; todo me lo sacrificaría.
Colgóse al cinto esta poderosa ilustre tizona el joven D. Diego, para cuyas manos era peso exorbitante; mas él, orgulloso de llevarlo, hizo un gesto poco favorable a los propósitos del invasor de España, y se preparó a salir.
Después dirige la muerte una exhortación á todos los mortales, y un predicador los excita á vivir con arreglo á los preceptos de la virtud; luego invita otra vez la muerte á los hijos de la tierra á la danza inevitable, y comienza ésta con dos mujeres. Al concluir expresan los mortales su devoción y piadosos propósitos.
La irritada esposa creyó más del caso decir: «Te aborreceré, ya te estoy aborreciendo». Santa Cruz, que estaba de buenas, repitió con buena sombra otra frase de las comedias: «Ahora lo comprendo todo. Pero la verdad, chica, es que no comprendo nada». Turbada en sus propósitos de pelea por el buen genio y los cariñosos modos que el pérfido traía aquella noche, Jacinta rompió a llorar como un niño.
Entre tanto, su madre, su abuelo, Neluco, don Sabas, Chisco, toda mi servidumbre, la hermana y el cuñado de Neluco, a quienes había saludado a mi paso por Robacío; el vecindario entero de Tablanca, todos parecían regocijarse hasta el entusiasmo con mi vuelta y con mis planes y propósitos.
Palabra del Dia
Otros Mirando