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Actualizado: 19 de julio de 2025
Presa del mayor terror, don Fabricio huyó, llamando en alta voz al mayordomo y otros sirvientes; pero nadie acudía en su auxilio, y recorrió las galerías dando voces que retumbaban en las bóvedas de la señorial mansión. ¡Antonio, Bernardo, Julio, Gilberto! gritaba, pero nadie quería contestar, y con verdadero pavor bajó, puede decirse que rodó, la escalera, y corrió a llamar al conserje.
De informe guiñapo se convirtió en estrella monstruosa, llenando casi todo el vidrio con su cuerpo hinchado de rabia y de agua, coloreando su envoltura de verde, de azul, de rojo. Los tentáculos agarraron la triste presa, doblándose hacia adentro para llevarla á su boca. La bestia se contrajo, se fué aplanando, hasta descansar en el suelo.
Solté la presa como una bestia que ha dejado de morder. La querida víctima hizo un supremo esfuerzo. Era trabajo inútil: yo no la tenía ya.
La belleza del paisaje, la dulzura del clima y la tranquilidad de la población, seducen a quien pone los pies en Villaverde; la budística ciudad extiende sus redes misteriosas, y ¡presa segura! De cierto que los villaverdinos no son localistas, a lo menos de un modo común y corriente, de modo que choca, como los hijos de una ciudad vecina.
Y señaló á los tres personajes de la Presa, que seguían hablando con Torrebianca. Además, antes de su llegada, la vida era aquí un poco monótona, pero tranquila y fraternal. Ahora, con su presencia, los hombres parecen haber cambiado; se miran hostilmente, y temo que sus rivalidades, hasta el presente algo pueriles, terminen de un modo trágico.
No miraba a los campos, no contemplaba la lontananza de montes y nubes; sus miradas no salían de la ciudad. Vetusta era su pasión y su presa. Mientras los demás le tenían por sabio teólogo, filósofo y jurisconsulto, él estimaba sobre todas su ciencia de Vetusta.
Unos ratos esta idea hacía presa en su pensamiento, otros momentos se esperanzaba con la posibilidad de reconquistarle. Era forzoso seguir en el teatro. Estaba una noche sentada en su cuarto, después de concluida la última obra en que cantaba, cuando entró a saludarla uno de sus más entusiastas galanteadores, hijo de una rica familia comercial de Santurroriaga.
Dudaron al principio los inquisidores, temiendo que se les escapase la presa que ya tenían tan segura, pero tantas fueron las protestas de los que afirmaban la inocencia, que los del tribunal acordaron suspender la ejecución de D. Luís Sumeño de Porras, y buscaron á los delatores, cuyas señas tenían.
Ahí está el peligro que corre la vida de mis pilotos, vida modesta, pero tan gloriosa cuando se encuentre un Homero que cante su Odisea. Compréndese fácilmente que el viejo soberano de los naufragios, el antiguo atesorador de tantos bienes sumergidos, no sabe agradecer ni poco ni mucho á los indiscretos que se presentan á disputarle su presa.
Margarita Martí, doncella, hermana de las dichas Isabel y Ana; natural y vecina de esta Ciudad, de edad de treinta y ocho años; reconciliada, presa segunda vez por judaizante.
Palabra del Dia
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