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Actualizado: 24 de octubre de 2025
Si el nombre de lima, cinco, que significa también la mano, no nos hubiera puesto en la pista, si se me permite espresarme así, quizás no hubiéramos llegado á comprender el significado de 7, 8, 9; pero una vez provistos de aquel dato relacionamos el sentido de las palabras que denominan estos números, con la existencia de diez dedos de las dos manos, que son los que constituyen el sistema de esta numeración, y no podemos dudar que las etimologias dadas á números tagalog, son no solo lógicas, sino verdaderas.
Habiéndose logrado sacar de Manila con grandes trabajos y peligros durante la invasión inglesa, el Real Tesoro, aquellos se aumentaron, estando en camino de la Pampanga, por haber dado el enemigo con su pista; conociendo esta posición el cauteloso D. Simón de Anda, se dirigió al Provincial de los Franciscanos, que se hallaba en Lucban, comisionándole para que de acuerdo con los conductores del Tesoro, buscara forma para embarcarlo y salvarlo en uno de los puertos de Tayabas.
Tiburcio era un hurón para descubrir y acosar su presa, por muy borrado que el rastro quedase en la pista y por muy oculta que fuese la madriguera.
Bien, pues si no parece, hay que seguir la pista a ese cojo. Buena seña tiene para que la policía dé pronto con él... Vamos, no te apures tanto, hombre, que el niño no se ha muerto, y si Dios quiere parecerá.
He visto ya su palidez y sus temblor cuando comprendió que yo sospechaba su infamia. Si entonces no hubiera temido descubrirle mis proyectos, le hubiera confundido, porque podía hacerlo. Pero en eso caso se hubiera escapado y tú no podrías salvarte. Le tranquilicé, por el contrario, y le dí una falsa pista para conservar mi libertad de acción.
El señor gobernador no erró la pista: tan sólo equivocó la pieza, y en vez de saltar la liebre saltó un venado».
El sol, como un globo de fuego, incendiaba las olas en que iba á sumergirse. Una hora más, y la noche vendría á proteger la fuga con sus sombras benéficas. Pero había que aguardar una hora y ya las cuadrillas de guardianes canacos, lanzadas sobre la pista del fugitivo, debían estar registrando las dunas.
Al principio sospechó algo de las extrañas noches de valpurgis matrimonial que tan preocupado trajeron una temporada a Reyes; después, siguiendo la pista a los desvíos y distracciones del amante, llegó a comprender que no se trataba de otros amores, sino de ideas que a él le daban; tal vez iba a volvérsele definitivamente bobo, y no dejaba de sentir cierto remordimiento.
Muy atento a los ladridos y a los disparos, hacíame señas cuando se aproximaban y nos íbamos un poco más lejos, fuera de la pista de los perros, y muy ocultos entre el follaje. Sin embargo, una vez mi sobresalto fue tremendo, porque nos consideramos ya perdidos. La calle de árboles que teníamos que cruzar estaba guardada a cada extremo por un cazador que atisbaba.
Palabra del Dia
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