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Actualizado: 19 de julio de 2025
9 Josué también levantó doce piedras en medio del Jordán, en el lugar donde estuvieron los pies de los sacerdotes que llevaban el arca del pacto; y han estado allí hasta hoy.
43 Entonces llamando a sus discípulos, les dice: De cierto os digo, que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; 44 porque todos han echado de lo que les sobra; mas ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su alimento. 1 Y saliendo del Templo, le dice uno de sus discípulos: Maestro, mira qué piedras, y qué edificios.
Dejemos esto: oigo la campana de Bussieres que toca el Angelus; vale más rogar que escribir. Secaré mis lágrimas y diré, para mí sola, aquel rosario al cual mis pequeñuelas respondían siguiéndome otras veces, y que oirán hoy solamente los gorriones que se acuestan debajo de las hojas o en las grietas de las piedras.
Los romeros se agrupaban ante la iglesia, y la masa popular aglomerábase en las aceras, dejando la plaza limpia de gente. De vez en cuando la atravesaban algunos hombres, llevando en sus brazos un herido. Las piedras arrojadas por los grupos chocaban en la fachada de San Nicolás. Desde las dos torrecillas de la iglesia les contestaban á tiros.
Estábamos decididos; seríamos piratas, y después de aventuras sin fin, de desvalijar navios y bergantines, y burlarnos de los cruceros ingleses; después de realizar el tesoro de viejas onzas mejicanas y piedras preciosas, que tendríamos en una isla desierta, volveríamos a Lúzaro a contar, como Yurrumendi, nuestras hazañas.
Ante todo este clavo, uno de los que contribuyeron al infame suplicio que tuvo por consecuencia la redención de la humanidad. Obtuve esta reliquia invaluable de los descendientes de José de Arimatea, que viven todavía en Jerusalén. ¿Y esas piedras y maderas? preguntó Tristán, no menos sorprendido que sus compañeros.
Sin embargo, ¡qué de veces lleva tesoros su cesto! ¡Pero tesoros impagables! Ved aquel amante, que cuenta diez veces al día y otras tantas a la noche las piedras de la calle de su querida. Amelia es cruel con él: ni un favor, ni una distinción, alguna mirada de cuando en cuando... algún... nada.
De modo que, gracias á las mezclas y combinaciones variables, la masa lisa, uniforme, impenetrable, del metal, ha adquirido formas atrevidas y pintorescas, se ha ahuecado en hoyos para ríos y lagos, se ha revestido de tierra vegetal, ha acabado por entrar en la savia de las plantas y en la sangre de los animales. Acá y acullá se revela aún el metal puro en las piedras de la montaña.
Algo blanco, encuadrado por una ventanilla, se agitaba en su obscuro interior. La luz de un farol de gas arrancó de este bulto un reflejo irisado, un fulgor de piedras preciosas.
Las invectivas caían sobre él, como lluvia de piedras; una mano, más audaz que las otras, se prendió de la solapa de su abrigo. Y abandonado de su estado mayor, que se desbandó, escapó también, como don Raimundo, en completa derrota.
Palabra del Dia
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