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Actualizado: 12 de junio de 2025


Inútil es hacer sobre estas líneas apreciaciones que están en la conciencia de todos los espíritus generosos. Si indigna hasta la barbarie y ajena del carácter compasivo de los peruanos fué la conducta del sitiador, no menos vituperable encontrará el juicio de la historia la conducta del gobernador de la plaza.

Nadie como Betánzos, al referir las obras, hechos, acciones y pasiones de los indios peruanos, retrata con más verdad el carácter de esta gente, su flema, su calma, y los súbitos arranques de crueldad, alegría, tristeza ó miedo que con ella contrastan; las cosas, en su historia, suceden á lo indio, no como en Cieza y Garcilaso y otros las leemos, á la española, ó quizá á la romana y á la griega.

Mendiburu dice que, al principio, encontró el uso de la quina fuerte oposición en Europa, y que en Salamanca se sostuvo que caía en pecado mortal el médico que la recetaba, pues sus virtudes eran debidas a pacto de dos peruanos con el diablo. En cuanto al pueblo de Lima, hasta hace pocos años conocía los polvos de la corteza de este árbol maravilloso con el nombre de polvos de la condesa.

Inspectores de la Compañía Transatlántica que iban a Méjico y Centro América, guatemaltecos, costariqueños, peruanos, todo ese mundo del Norte, tan diferente del nuestro, que no nos hace el honor de conocernos y a quienes pagamos con religiosa reciprocidad. A la mañana siguiente de la salida de la Guayra, llegamos a Puerto Cabello, cuya rada me hizo suspirar de envidia.

Comienzan estos autores el capítulo de los meses peruanos con las siguientes palabras: "Seguimos la etimología derivada de la lengua quíchua; mas, como hay otra cuyo orígen es ménos claro, no siendo quíchua pero ni perteneciente á otra lengua vecina, hemos creido conveniente citar al fin de cada mes estos nombres particulares."

Los terrapleneros hacían montañas de tierra, donde sepultaban los cadáveres: los mexicanos ponían sus templos en la cumbre de unas pirámides muy altas: los peruanos tenían su «chulpa» de piedra que era una torre ancha por arriba, como un puño de bastón: en la isla de Cerdeña hay unos torreones que llaman «nuragh», que nadie sabe de qué pueblo eran; y los egipcios levantaron con piedras enormes sus pirámides, y con el pórfido más duro hicieron sus obeliscos famosos, donde escribían su historia con los signos que llaman «jeroglíficos».

Ni este pensamiento puede oponerse en manera alguna á la política que hasta aquí se ha observado con esta nacion, porque atendiendo á que los del reyno del Perú reconocian á los Incas por sus soberanos y reyes, y les pagaban sus contribuciones en prueba del vasallage que les rendian, como no ha sucedido esto así con los del reyno de Chile que residen tierra adentro, no parece disconforme que, aunque á aquellos se le pensionase con el tributo que señala la ley, se dispense con esta semejante contribucion, una vez que, segun nos cuentan las historias, los emperadores peruanos, no llegaron, ni pudieron pasar con su conquista, de la tierra de los Promocaes, y rio caudaloso de Maule, que divide la provincia de este nombre de la de Cauquenes, por la ferocidad y braveza de los que habitan en esa parte hácia el sur; quedando el rio señalado por términos del imperio, de órden de Yupanqui, décimo Inca de aquella dinastía.

Con la tenaz energía de su raza, se había embarcado sin saberlo su padre en una fragata que se hacía a la vela para cargar guano en las islas Chinchas, tripulada por gentes de pueblos diversos: ingleses desertores de la flota, lancheros de Valparaíso, indios peruanos, lo peor de cada casa, bajo el mando de un catalán cicatero, más pródigo en los rebencazos que en el, rancho.

Ultimo vástago de los Incas, y reducido ahora á prosternarse ante el mas vil empleado de la metrópoli, no pudo su ánimo sobrellevar en paz estos ultrages. Los antiguos Peruanos comparaban los hombres grandes y poderosos á las serpientes, porque, como ellas infunden miedo con su presencia.

En cuanto á la falta, que se le atribuye, de no haber en su acción rigoroso é interior encadenamiento, así como otros defectos, que también se le achacan, diremos con Malsburg «que, como el principal objeto de ella es la transformación del culto del sol en el cristianismo, el poeta, con mucho juicio, para desvanecer el efecto desagradable, que pudiera hacer esa conversión violenta de un pueblo vencido por sus vencedores, supone una especie de cristianismo embrionario y preexistente entre los peruanos, que se ha desarrollado con el desembarco de los europeosLlama la atención la figura de la idolatría, porque Calderón emplea muy pocas veces en sus comedias personajes alegóricos; sin embargo, no tiene fundamento alguno la opinión de Schlegel, de que el poeta tuvo á la vista La Numancia, de Cervantes, porque innumerables comedias de Lope y de otros, sin hablar de los autos, pudieron servirle de modelo.

Palabra del Dia

rigoleto

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