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Actualizado: 10 de octubre de 2025


Por lo demás, el socialismo, salvo que hasta hoy no es más que un conato, un desideratum, una aspiración, es, según algunos, esto es, será con respecto a la empírica y pedestre Economía Política, lo que son las matemáticas sublimes con respecto a las cuatro reglas de la Aritmética.

No deber nada a nadie era el gran principio de aquel hombre pedestre, y con él fueron tan cursis como honrados y tan pobretes como felices. Seguramente, si a ella le hubiera tocado un hombre como Pez, estaría en posición más brillante... «Pero Dios sabe pensó muy cuerdamente , las agonías que se pasan en esas casas donde se gasta siempre más de lo que se tiene.

Después pidió a Luz que le besara a él; y Luz, buscando lo más despejado de barbas en la mejilla más cercana a su boca, besó allí una, dos y hasta tres veces, y hasta mil hubiera besado sin satisfacer todavía el deseo del cortesano Guzmán, que más que de ello tenía entonces, por su cara dulzona y zarandeando la niña en el aire, de padrazo ramplón del vulgo pedestre.

Lo que no era verosímil, lo que no cabía en la cabeza de nadie era que el dichoso, que el hastiado, que el rico y noble Conde de Alhedín, delicia de la corte, suspirase no por emperatriz, reina o gran duquesa siquiera, sino por una muchacha obscura, pedestre, venida de un lugar y casada con un casi escribiente feo y viejo.

Don Jaime, cabalgando en medio de D. Acisclo y Pepe Güeto, precedido de una turba de muchachos y de hombres a pie, y seguido de buen golpe de gente a caballo y aun de más gente pedestre, se mostró al cabo a los ojos de nuestra heroína. La fama no había mentido. Era D. Jaime todo un galán caballero. Montaba con gracia y firmeza. Aunque tenía cerca de cuarenta años, parecía que apenas tenía treinta.

Levantábase temprano y se bañaba en su propia casa, por no querer rebajarse a ser náyade de un río tan pedestre y cursi como el señor de Manzanares. En las primeras horas del día, abiertos de par en par los balcones de la casa, que daban a Poniente, entraba un poco de fresco, y el cuerpo y el espíritu de la dama recibían algún consuelo.

D. Álvaro había notado que por este camino poco se podría adelantar, por ahora, con la Regenta. Nada más ridículo en Vetusta que el romanticismo. Y se llamaba romántico todo lo que no fuese vulgar, pedestre, prosaico, callejero. Visita era el papa de aquel dogma anti-romántico.

Cuando era caballero andante, atrevido y valiente, con mis obras y con mis manos acreditaba mis hechos; y agora, cuando soy escudero pedestre, acreditaré mis palabras cumpliendo la que di de mi promesa. Camina, pues, amigo Sancho, y vamos a tener en nuestra tierra el año del noviciado, con cuyo encerramiento cobraremos virtud nueva para volver al nunca de olvidado ejercicio de las armas.

Juzgo de mi deber explicarte todo esto para que no te des a sospechar que soy brujo, que me valgo de prestigios o que ando en tratos con el diablo. Aunque peque yo de sobrado llano y pedestre, diré para mayor claridad, que juego limpio. Fray Miguel estaba tan impaciente y tan ansioso ya de rejuvenecerse, que las explicaciones del Padre Ambrosio le parecían inútiles y le cansaban.

Para terminar, bajando de las elevaciones metafísicas, viniendo á lo llano y á lo pedestre y juzgando el asunto con el mero sentido común, yo me inclino á creer que es pedantería inocente la afirmación de que el teatro sea escuela de costumbres ó de que se enseñe moral en novelas, comedias, sainetes y otras obras de mero pasatiempo. Sin duda que estas obras deben ser morales.

Palabra del Dia

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