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Actualizado: 25 de julio de 2025
Se diría que ya está muerta murmuró, ocultando la cabeza entre sus manos. Y si muere continuó, no será a consecuencia de su parto, no será de esa miserable fiebre; sólo yo seré la causa de su muerte. Por el amor de Dios, ¿qué dices? exclamé, extendiendo hacia él mis brazos.
No tanto como en el ejercicio de un derecho, cuanto en cumplimiento de un deber, cada cual debe disputarse la satisfacción patriótica de ser de los primeros en formar parto de la legión de honor que libre á la República del bárbaro atentado que se le hace por los que dan testimonio de no detenerse ante lo que es más digno de reverente veneración.
Emma, que en algún tiempo había desdeñado, no sin coquetería, la adoración de sus primos y tíos pues también tenía tíos apasionados ahora, es decir, después de haber perdido la flor de la hermosura, sobre todo la lozanía, por culpa del mal parto, gozábase en recordar los antiguos despreciados triunfos del amor, y quería rumiar las impresiones deliciosas de aquella adoración pretérita.
Hace ya no pocos lustros, durante mi noviciado como pupilo de casa de huéspedes, entablé pronta amistad con otro pensionista, estudiante de medicina, quien primero suscitó mi curiosidad hacia los misterios hipocráticos y luego me inició en ellos. Con él asistí a un parto, en San Carlos. Hay dos espectáculos que el hombre debe presenciar alguna vez: uno es la salida del sol; otro es un parto.
Parto de su fecundo ingenio es una glosa del primer verso de aquella redondilla, tan estravagante por el falsisimo pensamiento con que está cerrada i que dice así: Lágrimas que no pudieron tanta dureza ablandar, yo las volveré á la mar, pues que de la mar salieron. =Glosa hecha por Beltran.=
Después que la poetisa hubo mostrado en todo su esplendor, adornándole con las galanuras del estilo, su incomparable ingenio; después que me dejó corrido y vergonzoso por la diferencia que resultaba entre su inventiva maravillosa y el seco, estéril y encanijado parto de mi caletre, ¿cómo había de atreverme á continuar leyendo?
23 De Damasco: Se confundió Hamat, y Arfad, porque oyeron malas nuevas; se derritieron en aguas de desmayo, no pueden sosegarse. 24 Se desmayó Damasco, se volvió para huir, y le tomó temblor; angustia y dolores le tomaron, como de mujer que está de parto. 25 ¡Cómo no perdonaron a la ciudad de alabanza, ciudad de mi gozo!
Parto de mil ideas generosas Que volaron en chispas luminosas Por todo el continente de Colon. La Revolucion del 25 de Mayo de 1810, no fué la primera de América, como algunos lo creen.
«Pero, ¿no la habían asegurado a ella, tantos años hacía, cuando el mal parto, cuando quedó medio muerta, con las entrañas hechas una lástima, que ya no pariría nunca, que aquello se había acabado, que no sé qué de la matriz?». Sí habrán dicho, señora; pero in illo tempore yo no tenía el honor de contar a usted en el número de mis clientes.
18 Concebimos, tuvimos dolores de parto, parimos como viento; salud ninguna hicimos en la tierra, ni cayeron los moradores del mundo. 21 Porque he aquí, que el SE
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