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21 Y decían a Pilato los sumo sacerdotes de los judíos: No escribas, Rey de los Judíos; sino, que él dijo: YO SOY Rey de los Judíos. 22 Respondió Pilato: Lo que he escrito, he escrito. 24 Y dijeron entre ellos: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, de quién será; para que se cumpliese la Escritura, que dice: Partieron para mis vestidos, Y sobre mi vestidura echaron suertes.

Partieron, pues, del Guapay con Tambacurá á Santa Cruz, donde recibidos con mucha cortesanía del gobernador don Agustín de Arce piísimo caballero, alcanzaron por merced y gracia la vida de aquel pobre hombre, que de otra manera lo hubiera pasado muy mal.

Allí montaron los siete, y partieron a trote menudito, entre las sombreradas de los que quedaban en el mesón y la afanosa curiosidad del vecindario, que había acudido en masa a las inmediaciones de la venta para conocer al candidato, de cuya riqueza se contaban maravillas en el pueblo. Allí empezaba para don Simón, si no lo más difícil, lo más penoso de la campaña electoral.

Aquella solemne procesión llegó á las puertas del templo y se disponía á entrar en él cuando se notó súbita confusión en uno de los ángulos de la plaza, de donde pronto partieron grandes clamores. La multitud osciló primero y abrió luego paso á un jinete, á un joven caballero cubierto de polvo, que sin miramientos lanzaba su corcel sobre la compacta masa del pueblo.

Enviaronse con buenas escoltas á Galípoli todas las que estaban en los presidios, y luego nuestros Capitanes partieron de Pacía á grandes jornadas la vuelta de los Masagetas, á que avisados del intento de los Catalanes, apresuraron su partida pero su diligencia no pudo ser mayor que su desdicha, porque sus enemigos después de doce dias de camino les alcanzaron antes de pasar el Hemo.

De aquí envió el escribano del atarazonal al gran Turco á darle aviso de su venida y de la vitoria. Aquí hallamos las galeras que se habían perdido del armada. Aquí despalmaron todas las galeras, y á los 2 de septiembre partieron. Otro día vinieron á la isla de Chefalonia y de allí al Zante, mostrando la vitoria que traían.

Se casaron, y el mismo día en que partieron para Medinasidonia, Doña Francisca me ordenó que fuera yo también allá para ponerme al servicio de los desposados. Fui por la noche, y durante mi viaje solitario iba luchando con mis ideas y sensaciones, que oscilaban entre aceptar un puesto en la casa de los novios, o rechazarlo para siempre.

Proveyeron de agua á muchas naves que les faltaba, que con la priesa del partir de Malta no habían tomado el agua que habían menester. De allí partieron todos juntos á Cabo de Palos, donde llegaron otro día.

Vamos, reverendo, un milagro; éste es el momento dijo el filósofo que miraba dolorosamente su caballo tan ricamente cargado. Muchos tiros partieron de nuevo de la cima de la montaña, pero las balas caían muertas; porque los aduanares se aproximaban lentamente y estaban aún muy lejos, a causa de las vueltas que daba el sendero.

CAP. XVI. Como se partieron los Christianos de la Isla de Malhado.