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Actualizado: 28 de mayo de 2025


Mientras torrentes de luz roja y azul le daban matices fantasmagóricos, revoloteaban a su alrededor, electrizados por su voz aguda y dominante, los enormes murciélagos hambrientos, ávidos de sorberle la sangre bajo su piel pintada y sudorosa. Pronto se cansó el público parisiense de Catalina y sus vampiros.

El buen parisiense no la quita ojo, y la buena francesa del Mediodía le manda tambien de cuando en cuando alguna miradilla furtiva, picaresca, como robada.

Por lo visto, la baronesa se dedica al comercio. Cirilo llama; repique lejano. Una criadita, con cara de parisiense, abre. CIRILO. ¿Vive aquí la señora baronesa de Boel? LA SIRVIENTA. , señor. CIRILO. ¿Podría hablar con la señorita Leonie Marchesse? LA SIRVIENTA. No si estará levantada ya. LA SIRVIENTA. Las damas estas se acostaron muy tarde.

Yo deseaba muchísimo conocer en la intimidad el tipo del Frances distinguido de provincia, porque en lo general no estaba muy pagado del hombre de mundo parisiense. Queria instruirme tambien en las cosas relativas á la vida provincial en Francia, viajar asociado á personas inteligentes y observar la manera como los Franceses juzgan á España.

Pablo de Lavardens, al pasar al lado del carruaje, hizo a las dos hermanas un saludo de la más alta corrección, y que de lejos descubría al parisiense. Los poneys corrían tan ligero, que el encuentro tuvo la rapidez de un relámpago. Bettina exclamó: ¿Quién es ese señor que acaba de saludarnos? Apenas tuve tiempo de verlo, pero me parece que lo conozco. ¿Lo conocéis?

Quitad al hombre la familia, quitad á la familia su inteligencia armoniosa, su consorcio interior, su necesidad más moralizadora y más profunda; haced eso, y despedazareis al mundo. He dicho que la costumbre parisiense lleva en un principio de inmoralidad, y para dar una nocion de que esto es así, bastará presentar un ejemplo.

Y esa Madame Martin de "Le Lys Rouge", ofrecida al mundo como el tipo de la parisiense exquisita y superior, ¿es acaso otra cosa que un admirable afinamiento de las cualidades comunes, exteriores, visibles, traídas por la cultura de las costumbres y la influencia de los libros que ella ha leído? Su mundo interior es armonioso, claro, limitado.

Pasó Pedro el primer período del luto cazando en los Genets y regresó a París hacia fin de octubre instalándose en el hotel de la calle Varennes, que perteneció a su tía, pero conservando al propio tiempo su entresuelo del bulevar Malesherbes, detalle que hacía sonreír a las señoras... Fue el marqués, aun en los tiempos de su relativa pobreza, personalidad muy buscada en el alto mundo parisiense por cuanto su gracia caballeresca, su dignidad personal, su galantería discreta, hicieron de él el prototipo de la más correcta distinción.

Sombrío, retirado, sociable sólo con los compañeros de costumbre, en constante desconfianza de contactos nuevos, evitaba en cuanto era dable ese terrible frotamiento de la vida parisiense que pulimenta los caracteres y los aplana, hasta raerlos.

Hemos estudiado con el mayor esmero esta faz de la civilizacion parisiense, y debemos decir que muy rara vez hemos visto que una manifestacion pública del individuo, esté en discordancia con el precepto de la sociedad: es decir, con las leyes escritas.

Palabra del Dia

bagani

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