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Actualizado: 2 de junio de 2025
Los síntomas que constituyen su indicacion son: invasion brusca, frio violento y glacial, desfallecimiento, calor interior, cólico, náuseas, vómito, diarrea acuosa, supresion de orinas ó frecuente emision de estas muy claras, calosfríos, calambres en los miembros y aun en las vísceras, cefalalgia constrictiva, espasmos y convulsiones distintas, neuralgias terribles, sed, éstasis sanguíneo en los capilares subcutáneos, y azulamiento de los dedos de las manos, que están helados, piel fria y viscosa, relajacion de los esfínteres y deposiciones acuosas involuntarias, sudores frios, postracion paralítica, pulso pequeño y duro, ansiedad moral y orgánica.
Fuese derecha a la cama de la paralítica, y le dijo dos o tres frases entre lástima y chunga, que a esta le supieron a acíbar; cabalmente estaba deshaciéndose de ver que ni podía ayudar a su hija en el trance, ni acompañarla siquiera; aquella habitación era tan próxima a la calle, que ni soñaba en traer allí a la paciente.
Estas ingurgitaciones se presentan con preferencia en los miembros inferiores, en los que los dolores son reemplazados por la rigidez, hormigueo, debilidad paralítica, latidos, calor, sensacion de frio en el dedo gordo del pié, y temblor. Los dolores viscerales son presivos y constrictivos con movimientos congestivos, y el vértigo se agrava por el tiempo húmedo.
Con el trabajo de sus manos mantenía a una madre paralítica y a un hermano vicioso y perezoso, que la maltrataba inicuamente cuando no podía darle lo que necesitaba para emborracharse. Sus padecimientos, que para otra serían insoportables, la turbaban sólo momentáneamente. Por encima de ellos rezumaba muy pronto la linfa de aquel divino y gozoso manantial que guardaba en su corazón.
Los síntomas relativos á los sistemas nervioso y muscular son numerosos á contar desde el dolor vivo hasta la debilidad paralítica, último término del dolor y del espasmo, y resultado infalible del agotamiento de las fuerzas nerviosas.
He hecho mal, muy mal, y me pesa. Yo he debido coger el sueldo, dárselo á la inválida, sin perjuicio de añadir mis dos sueldos, ó lo que me hubiera parecido oportuno. He ofendido á la paralítica, y la pido perdon.
La debilidad paralítica, la insensibilidad, las convulsiones, el aliento frio, la consuncion rápida de la cara, el hundimiento de los ojos en sus órbitas, el color oscuro de la piel, la falta de pulso, la cara hipocrática, las hemorragias pasivas, y los flujos involuntarios, son el último grado de la accion del carbon. El físico como el moral están igualmente inertes.
La Fuente, «una anciana de sesenta y dos años, maltratada por las penitencias, agobiada por enfermedades crónicas, medio paralítica, con un brazo roto, perseguida y atribulada, retraída y confinada en un convento harto pobre, después de diez años de una vida asendereada y colmada de sinsabores y disgustos.» Así escribió su libro celestial.
Dejó de ir todos los días a casa de Quiñones y asistió una que otra vez a la tertulia exigua de las de Meré, como se seguía diciendo en Lancia, aunque en realidad ya no hubiese en el mundo más que una. Carmelita había muerto hacía lo menos tres años. No quedaba más que Nuncia, la menor, y ésa casi totalmente paralítica.
Fría, satírica, mundana furiosa, en extremo coqueta, indiferente a todo, parece ser que después de la muerte de su madre, su único sentimiento digno y elevado, es el que la conduce tres veces por semana, cerca del lecho de una anciana paralítica que ha vuelto al estado de la infancia; la condesa de Lerne. Nada más añadiremos sobre Juana Berengére de Latour-Mesnil, baronesa de Maurescamp.
Palabra del Dia
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