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Actualizado: 23 de mayo de 2025
Confinaban con aquella ciudad los indios Chiquitos que poco antes habían hecho paces con los españoles y pedían predicadores del Evangelio, que les enseñasen la ley divina.
Sabía, sí, y esto no podía dudarlo, que en 1851 había sacado de pila a una niña, hija de Tomás Rufete. A los seis meses no cabales, Relimpio y Rufete riñeron por cuestión de una pequeña herencia y estuvieron siete años sin hablarse ni tener trato ni comunicación alguna. Hechas las paces al cabo de tan largo tiempo, ambas familias volvieron a entrar en relaciones.
Despues de estas primeras cortesias, se sentaron á razonar y discurrir sobre las materias de las paces; y entre otras razones, dijo uno de los tres caciques: Padre, todos los indios principales desean la paz, aunque el pueblo y los soldados no se pueden persuadir de que los españoles la quieren y la desean.
Y basta de prólogo, que ninguno largo fue bueno. Para iniciar las paces ofrecí la otra tarde un té en mi casa, principio del tratado que pensamos ratificar con una comida.
Las mujeres sois todas unas... Bien sé lo que hacéis para tener siempre dinero. Los chicos me lo han dicho». Risas, azotes, lágrimas sucedieron a esta declaración; pero también paces al siguiente día.
El, cuando daba cuenta de tales tratos a Piscis o a algún otro amigo, sonreía como hombre de mundo; afirmaba que estas mujeres irascibles y altivas, son las que más deleites proporcionan a los hombres, sobre todo a los que como él estaban ya un poco gastados. Después que hicieron las paces, o por mejor decir, después que Valentina otorgó la paz, hubo un cuchicheo que duró no sabemos cuánto.
En este pueblo nos han hablado muy bien de los señores de Larochefoucauld-Dondeau, que tienen aquí un castillo en el cual reparten abundantes limosnas a los pobres de la comarca. Ha llegado ayer mi desgraciado hermano y hecho las paces con mi madre. Todo le ha sido perdonado y parece en su aire muy formal.
Si alguna vez los moros se consideraban debilitados para continuar la lucha, ó si se veían en grave aprieto, era para ellos socorrido recurso el de solicitar paces, que se guardaban bien de cumplir una vez repuestos y que se consideraban con fuerzas para emprender nuevas degradaciones en los pueblos cristianos.
Felizmente, las paces están hechas, aunque haya costado casi tanto como concertar la paz europea. Las paces díjelo ya otra vez son más difíciles de concertar que la paz. Es cierto que en este caso las negociadoras han sido muy eficaces, especialmente la viuda de Esquilón, muy unida a Petrona por su común afición a la política.
Con el Embajador Zúñiga y con el Condestable de Castilla, contaba á ciencia cierta que habían de encarecer el valor de su intervención en el tratado de paces, porque se le acordara siquiera domiciliarse en Flandes al lado del segundo; por el lado del Embajador de Inglaterra, Tomás Parry, se había provisto de cartas para Cecil. Completamente equivocado el Sr.
Palabra del Dia
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