United States or Iraq ? Vote for the TOP Country of the Week !


Todavía son mas crueles los pesares secretòs que las miserias públicas; en una palabra, he visto tanto y he padecido tanto, que soy maniquéo. Cosas buenas hay, no obstante, replicó Candido. Podrá ser, decía Martin, mas no han llegado á mi noticia. En esta disputa estaban quando se oyéron descargas de artillería. De uno en otro instante crecia el estruendo, y todos se armáron de un anteojo.

Se numeran hasta quinientas sesenta y cuatro calles y sesenta plazas; los cuarteles abundan, por desgracia, pero siquiera abundan tambien las fuentes públicas y el agua no falta en ningun punto. Aparte de muchos monumentos de interes mas ó ménos subalterno, de todos los estilos y usos, citaré los dos teatros de la ciudad y la espléndida plaza de toros.

Las han perdido las bibliotecas públicas, la Prensa, el agua corriente, los hoteles cosmopolitas, el telégrafo, el teléfono, los teatros, que, de lugares de solaz, van convirtiéndose en vehículos de ideas pecaminosas, y tantas otras invenciones de este siglo maldito. Nuestra derrota demuestra que nosotros no tenemos nada que ver con esta época de disolución social.

Forman asociaciones según los pueblos africanos a que pertenecen, tienen reuniones públicas, caja municipal, y un fuerte espíritu de cuerpo que los sostiene en medio de los blancos. Los africanos son conocidos por todos los viajeros como una raza guerrera, llena de imaginación y de fuego, y aunque feroces cuando están excitados, dóciles, fieles y adictos al amo o a los que los ocupa.

Y el P. Camorra cerraba sus puños. Y á decir verdad, observó el P. Sibyla como dirigiéndose nada más que al P. Irene; el que quiere enseñar, enseña en todas partes, al aire libre: Sócrates enseñaba en las plazas públicas, Platon en los jardines de Academo, y Cristo en las montañas y lagos.

Los argentinos, antes de asociarse a los franceses habían exigido declaraciones públicas de parte de los bloqueadores de respetar el territorio argentino, y las habían obtenido solemnes.

Una novela no es una conclusión y menos aún las opiniones de un personaje de novela, que no pretende ser eminentemente razonable, contra las conveniencias públicas a las que la razón de los siglos ha reconocido la importancia.

Porque aquel hidalgo de cepa vieja sentía a la vez gana ardentísima de casar a las chiquillas y un orgullo de raza tan exaltado, bajo engañosas apariencias de llaneza, que no sólo le vedaba descender a ningún ardid de los usuales en padres casamenteros, sino que le imponía suma rigidez y escrúpulo en la elección de sus relaciones y en la manera de educar a sus hijas, a quienes traía como encastilladas y aisladas, no llevándolas sino de pascuas a ramos a diversiones públicas.

Es realmente consolador el ver con qué esmero procura la autoridad gubernativa que las vías públicas se hallen siempre limpias de ciegos que canten. Y yo creo, por más que haya quien sostenga lo contrario, que si pudiese igualmente tenerlas limpias de ladrones y asesinos, no dejaría de hacerlo con gusto.

Desde entonces se lanzó, con la pasión de los niños en libertad, á balbucir palabras, que no entendía, del nuevo vocabulario político; á las manifestaciones públicas; al club y á las urnas electorales, siendo muy de advertir que en este entusiasmo iban siempre delante las hembras, las cuales hubieran llegado á emular las glorias de las calceteras de Robespierre, si las circunstancias lo hubieran exigido.