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Actualizado: 5 de mayo de 2025
La de Páez no come garbanzos decía Visita porque eso no es romántico. La repugnancia que por los juegos locos del Vivero sentía Anita, era romanticismo refinado en opinión de la del Banco.
Ninguna quiso ir, no se atrevían. Se votó y se nombró a Olvido Páez, por la representación de su papá y lo bienquista que era la joven en Palacio. «Sí decía en la junta Visitación que venga Olvido; así no creerá el Magistral que el tiro va contra él; porque, como a mí no me puede ver...». Y era verdad; el Magistral despreciaba a la del Banco y la tenía por una grandísima cualquier cosa.
El Magistral salió de casa de Páez bufando; la sonrisa burlona de Olvido, que se celaba ya, le había puesto furioso.... Y sin pensar lo que hacía, se había ido derecho a la plaza Nueva, se había metido en la Rinconada y había llamado a la puerta de la Regenta.... Por eso estaba allí. ¿Quién iba a explicar semejante motivo de una visita?
ABIND. Beso tus pies mil veces, gran Narváez; Que harás en eso, aunque es hazaña tuya, La mayor gentileza que en el mundo Ha hecho caballero generoso. NARV. ¡Ah, hidalgos! PÁEZ. ¿Qué nos mandas? NARV. Este preso. Señores, si gustáis de darme, quiero Salir por fiador de su rescate. PER. Haced, señor, de todo a vuestro gusto. NARV. Dadme esa mano diestra, Abindarráez. ABIND. Tomad, señor.
Yo continuó Fortunato les dije que no se apurasen; que habrías comido en casa de Carraspique, o en casa de Páez; como los dos están de días.... Y eso habrá sido, ¿verdad? ¿Con Carraspique habrás comido? ¡No, señor! ¿Con Páez? ¡No, señor! ¡Mi madre... mi madre me trata como a un niño! Te quiere tanto, la pobrecita... Pero esto es demasiado....
Hallábase despues en Guayana reorganizando sus tropas y separándose de los muchos desastres que las habian afligido desde aquella noche fatal, cuando un comisionado de la provincia granadina de Casanare se presentó á informarle de que Paez, desconociendo su autoridad y la del Consejo de gobierno, habia sido elevado por el ejército del Apure á la dignidad de primer jefe y director supremo del pais.
El Libertador, al cual volvian algunos de los extraviados patricios, llegó por Coro á Puerto-Cabello el último dia del año, época en que Paez se encontraba en Valencia.
El hotel de Páez era el primero de los seis que adornaban la calle Principal, flanqueándola por la parte del Sur. Era un gran cubo que parecía una torre atalaya de las que hay a lo largo de la costa en la provincia de Vetusta, recuerdo, según dicen, de la defensa contra los Normandos.
Páez, cronista del Rey D. Felipe, á fin de que en sus oficios, donde se guardó original , surtiera efectos más fáciles de lograr que con réplicas y discusiones. Por dicha se ha conservado este importante documento, que también ahora se estampa, ofreciendo, con el sello personal del estilo de los dos jefes principales del ejército en la jornada, datos con que mejor conocerlos y juzgarlos.
ABIND. Pues alto: dadnos lugar. Aquí batallen el ALCAIDE y ABINDARRÁEZ. PÁEZ. A no estar el moro herido Y de pelear cansado, Diera al Alcaide cuidado. NARV. Moro, date por vencido, O si no, daréte muerte. ABIND. En tu mano está matarme, Mas vencerme y sujetarme, En otra mano más fuerte. Tu esclavo soy. ¡Ay de mí! ¡Ay de mí! ¡Mil veces ay!
Palabra del Dia
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