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Actualizado: 29 de julio de 2025
Martinán, á quien conducían entre varios al interior de la casa, todavía tuvo fuerza para sonreir y decir con voz apagada: Tienes razón, mujer... Si hubiera estado ordeñando las vacas no me hubieran ordeñado á mí.
En los pisos superiores del vasto edificio se encuentran: una hermosa biblioteca de 30 á 40,000 volúmenes, un rico y bien ordenado museo de historia natural, algunas muestras de escultura y varias colecciones muy interesantes de mineralogía, numismática y antigüedades.
Entró el escribano con los demás, y, después de haber hecho la cabeza del testamento y ordenado su alma don Quijote, con todas aquellas circunstancias cristianas que se requieren, llegando a las mandas, dijo: -Ítem, es mi voluntad que de ciertos dineros que Sancho Panza, a quien en mi locura hice mi escudero, tiene, que, porque ha habido entre él y mí ciertas cuentas, y dares y tomares, quiero que no se le haga cargo dellos, ni se le pida cuenta alguna, sino que si sobrare alguno, después de haberse pagado de lo que le debo, el restante sea suyo, que será bien poco, y buen provecho le haga; y, si como estando yo loco fui parte para darle el gobierno de la ínsula, pudiera agora, estando cuerdo, darle el de un reino, se le diera, porque la sencillez de su condición y fidelidad de su trato lo merece.
Don Alonso quiso entonces decir lo que llevaba ordenado en su memoria; pero sus ojos se encontraron con los del Rey, y su razón, inhibida de pronto, no halló sino vocablos importunos, deshilados, inocuos: ¡Vuesa Majestad no debe dudar... yo nunca imaginé... soy todo inocente! El Rey le detuvo con un ceño y sus labios volvieron a moverse.
Ella se decidió bien pronto, y cuando ya estaba dispuesta á ir al antro de la bruja, informóla otra amiga, que también era mulata, que con que enviase á la maga una trenza de la camisa, ella se la volvería luego con tal virtud adobada, que, practicando puntualmente lo que le fuese ordenado, ya estaría entrando por las puertas el infiel marido.
De buena gana hubiese ordenado la instalación de un ascensor; pero el pensamiento de que sus cuentas podían ser examinadas y discutidas en pleno Senado le hizo desistir de tal deseo. Al fin se decidió á emplear en sus visitas la grúa montadora de alimentos.
El jefe que había ordenado la ejecución anunciaba el hecho a la ciudad en estos términos, llenos de abnegación y altanería: «Participo al Gobierno delegado que el coronel don Manuel Dorrego acaba de ser fusilado por mi orden al frente de los regimientos que componen esta división.
Halló Roque Guinart a sus escuderos en la parte donde les había ordenado, y a don Quijote entre ellos, sobre Rocinante, haciéndoles una plática en que les persuadía dejasen aquel modo de vivir tan peligroso, así para el alma como para el cuerpo; pero, como los más eran gascones, gente rústica y desbaratada, no les entraba bien la plática de don Quijote.
La sonrisa despreciativa del presbítero le enrojecía la cara como una bofetada. Dígale usted ahora, padre profirió Godofredo, que yo, en este asunto, no he hecho más que acatar los consejos de mi confesor. Los consejos no; los mandatos chilló Laguardia. Yo, como su director espiritual, le he ordenado renunciar a ese matrimonio. Sé que se ha hecho violencia para ello. ¡Tanto más meritorio!
Si se propone el entusiasmo de que las Ciencias son perjudiciales á las costumbres, se habla solo de los abusos que se mezclan en ellas: el cultivo del entendimiento, su influencia en la voluntad, la perfeccion del juicio, el conocimiento del hombre para dominar sus pasiones, y otras mil cosas que el estudio bien ordenado de las Artes científicas acarrea, se dexan porque estorban la prueba del entusiasmo.
Palabra del Dia
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