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Y tu tía, ¿qué dice? Mi tía... tiene paciencia... pero a ti te reclama a voz en grito, y para anticiparse a cualquier objeción te ruega que vayas con Marcelita, que hará allí buena provisión de salud corriendo en los bosques. Aunque demostrando su agradecimiento, manifestó Fabrice dudas y empacho en admitir las ofertas de la baronesa.

Sólo con que éstas os amen y os adoren, no quiero otro galardónCuánto agradasen á Dios estas sus ofertas, no me es lícito escudriñarlo; y por ventura, en premio de acto tan generoso, concedió Su Majestad á algunos de estos bárbaros un don tan excelente de fe, que antes de recibir el bautismo, la conservaron incorrupta, y quisieron más perder con el martirio la vida, que negarla.

No será exceso asegurar, que en lo que ocupa la línea de frontera exceden los robos anuales de 40,000 cabezas de ganado vacuno, y acaso igual ó mayor número de caballos, yeguas y mulas, sin que basten á contenerlos las reconvenciones del Gobierno, y sus reiteradas ofertas de buena amistad; porque siendo sus campos tan dilatados, como sus poblaciones en pequeñas tribus, eluden fácilmente el cargo, asegurando los del S que son los del O, y estos que aquellos.

La vieja dice que la conoce, y para obtener más rica recompensa, que la empresa es muy difícil; y en efecto, Pamphilo le hace deslumbradoras ofertas.

Los señoritos de la ciudad acudieron en torno suyo como moscas al panal. Pero ni sus rendimientos exagerados ni sus ofertas hicieron mella en el corazón de la joven. Prevenida contra sus halagos por la triste suerte de algunas amigas que habían tenido la flaqueza de darles oídos, los rechazaba siempre con ferocidad. En cambio acogía con agrado los rudos obsequios de los braceros; tuvo entre ellos varios novios, y juraba y perjuraba que le gustaban más que los pisaverdes tísicos que la seguían en el paseo.

La verdad es que no podía decirle que era feliz y que deseaba continuar aquel género de vida. Era cierto lo que el militar decía. Era imposible vivir en compañía de aquella fiera. ¿Pero acaso no esperaba su salvación de otra persona? Esta idea la indujo á rechazar con más energía las ofertas que aquél le hacía. Usted no conoce á la persona con quien vive continuó el militar.

Usted, como protestante, tal vez sabe que los tesoros encerrados en el Vaticano, en Roma, son los más grandes del mundo, y también que cada Papa, con motivo de su jubileo o de algún otro notable aniversario, recibe un enorme número de regalos, mientras la iglesia de San Pedro, por su parte, constantemente recibe numerosos ornamentos y joyas como ofertas votivas.

Pero ellos, lejos de intimidarse con la inmediacion de las tropas que se dirigian al ataque, se mantuvieron obstinados, sin pensar mas que en morir ó defender el puesto, que ocupaban con la mayor intrepidez y osadia, favorecidos de ambas piedras muy altas, que los ponian á cubierto, sin hacer caso de las ofertas del perdon, que les hacia un oficial de las tropas de Cotabamba, á quien con furor respondian, que antes querian morir que ser indultados.