Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 23 de octubre de 2025
Ahora vivo la vida prosáica de quien no fía en humanos afectos, de quien llama las cosas por sus nombres, de quien sólo gusta de la poesía en teatros y academias, y no quiere que el mundo y la sociedad sean como los pintaban los novelistas de antaño, los soñadores lamartinianos, los grandes ingenios de la legión romántica. ¡Ay de mí que malgasté en vanas imaginaciones las energías de mi alma, y despilfarré los más nobles sentimientos, y cansé mi fantasía, y dejé en los zarzales del camino pedazos del corazón!
No hay que olvidarse de que la verdad moral, la del sentimiento, la del carácter, es la que se halla plenamente en los dominios del poeta, y su responsabilidad principal estriba en el uso que haga de ella. Antiguamente los novelistas tenían licencia para lanzar toda clase de disparates científicos ó históricos. Se exige hoy, con razón, que sea instruído y se ajuste á las verdades descubiertas.
Mil y mil veces he sostenido que la literatura, sobre todo la amena, si ha de ser natural y espontánea y no artificiosa y criada en invernáculo, conviene que sólo tenga por Mecenas al público que la lea, la pague, la comprenda y la inspire. Nada de protección por parte de principes y de gobiernos para novelistas y poetas.
Hay en Francia familias como ésta, muchas, muchas más de lo que se cree; nuestro país se ve calumniado cruelmente por ciertos novelistas que hacen de él pinturas violentas y exageradas. Verdad es que la historia de la gente buena es con frecuencia monótona o dolorosa, como lo prueba esta narración. El dolor de Juan fue un dolor de hombre. Durante largo tiempo permaneció triste y silencioso.
Examinando atentamente y con algo de mala intención las obras de nuestros novelistas, no es difícil sorprender en ellas inseguridades de desarrollo, titubeos y frivolidades de concepto, que atestiguan cuán menguado ó somero es el lastre científico de sus autores. ¿Y cómo no, cuando para muchos de ellos, todo, en literatura, es cuestión de forma?...
Como se podrá notar fácilmente, Federico di Roberto representa en la moderna literatura de Italia una nota nueva para nosotros, diferenciándose completamente de D'Annunzio, Fogazzaro y D'Amicis, que son los novelistas italianos más conocidos en el exterior.
Sus primeras novelas, El silencio, Había una vez y otras, le dieron a conocer inmediatamente. El mismo Tolstoi saludó la aparición de esta estrella ascendente. El joven escritor tuvo un feliz principio. La crítica le consagró elogiosos estudios: los editores solicitaban su colaboración. Sus posteriores novelas pusiéronle al lado de otros dos grandes novelistas rusos: Gorky y Chejov.
Sentimiento tristísimo de la naturaleza que me hace odiosos el mundo ruidoso y frívolo y los atractivos de una sociedad vanidosa; sentimiento profundo de las bellezas del mundo físico, sentimiento que desarrollan en mí los poetas y novelistas románticos.
Amor no era; el Magistral no creía en una pasión especial, en un sentimiento puro y noble que se pudiera llamar amor; esto era cosa de novelistas y poetas, y la hipocresía del pecado había recurrido a esa palabra santificante para disfrazar muchas de las mil formas de la lujuria. Lo que él sentía no era lujuria; no le remordía la conciencia.
Como quiera que la vida ordinaria ofrece pocas veces temas interesantes para la poesía y su exposición sencilla precipita á menudo en la trivialidad, como se observa en gran número de novelas inglesas y alemanas, los novelistas, en vez de esperar pacientemente que el espectáculo de la vida les depare un asunto adecuado, prefieren tomar una parte grande de ella y por el sistema de condensación lograr interés para su obra.
Palabra del Dia
Otros Mirando