Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 10 de mayo de 2025


Un favor, añadió la Bringas, a quien aquella curiosidad desconcertó un poco . Es decir, si puedes, que si no, no hay que hablar. Usted dirá... Pues... es decir, si puedes prosiguió la dama, tragándose la hiel que tanto le estorbaba . Yo necesito una cantidad.

D. Francisco es de los que piensan que el dinero debe criar telarañas. En esto su apreciable marido de usted es como los lugareños ricos. ¿Por qué no le propone usted una cosa? Que me preste lo que necesito... se entiende, con el interés debido, y mediante una obligación formal. ¡Yo no quiero...! Dudo yo que Bringas...

No te rías; aunque por fuera no me siento viejo, por dentro necesito ya sosiego, comodidades; la vida de fonda me horroriza.

Aconteció que por causa de una fuerte neuralgia necesitó este la asistencia de Augusto Miquis, doctorcillo flamante, que en los primeros pasos de su carrera daba a conocer su gran disposición y altísimo porvenir. Enfermo y médico charlaban de diversas cosas.

Pero ¡ay! sus enemigos no cejarán por esto.... Baje la mano, gentleman; póngame en el suelo. Necesito irme.... Cuente con que pienso en usted á todas horas y me preocupo de su suerte. Gillespie dejó al profesor en la arena, para no prolongar más el tormento de su inquietud.

Cuando se vio sola, sin hablar a su madre para no perder tiempo, tomó el pañolón, se lo echó de cualquier modo en la cabeza y se fue a casa de don Paco, escapada. Llegó Juanita a la casa, llamó a la puerta y salió a abrirle la mujer del alguacil. Juanita le dijo: ¿Está don Paco en casa? ¿Está levantado y solo? Necesito verle y hablarle sin tardanza.

No puedo ver si no abro las ventanas para que entre la luz: el fenómeno de ventana y vision están necesariamente enlazados. Pero es notable que no lo están siempre: de noche las abro y no veo; y necesito otro fenómeno auxiliar que es la luz artificial; y por mas que quiero no puedo alterar esa ley de dependencia.

Es el caso que no se consiente que entre nadie. No está el horno para bollos. Yo entro porque tengo títulos para entrar. No hay quien tenga más derecho que yo. Enséñeme el camino. O no me lo enseñe. No necesito guía. Iré derecha a su lado. Aguarde, señora. Voy con usté, para avisar y anunciarla. ¿Quién digo que es usté? Felicita, nada más que Felicita. Novillo se hallaba en las últimas.

D.ª Carolina decía a Romadonga mientras su marido se atusaba gravemente el triste y pacífico bigote: No necesito decirle, Sr. Romadonga, que entiendo perfectamente la intención con que su amiguito se ha hecho presentar por usted esta noche.

¡Bueno, amigo!... ¡Me alegro!... ¡Estoy salvado!... Figúrese que necesito trescientos pesos por cuatro o cinco días para un compromiso, y un usurero a quien le llevé la prenda me dijo que ésta no era buena y que por ello, si me daba los pesos por cinco días, me cobraría cincuenta de interés. ¡Qué bárbaro! dice el almacenero, escandalizado, pero brillándole los ojos.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando