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La árnica tambien está á veces indicada en las enfermedades crónicas, si bien esta indicacion se refiere tan solo á edemas y otras tumefacciones de los tejidos, en las que la materia derramada ejerza la accion de cuerpos estraños irritantes; es decir, en irritaciones crónicas despertadas por una causa mecánica, como la frotacion, pruritos lancinantes con sensibilidad en la piel, úlceras rodeadas de un círculo rojo y sensible, de granos forunculosos, de antrax que se reproducen tenazmente en personas musculosas, sanguíneas, irritables, afectadas de una especie de diátesis, que la árnica, el azufre y muchas veces la nuez vómica curan radicalmente.

La calza muy ceñida, de elástico punto de seda, hacía que luciesen las bien modeladas formas de sus ágiles piernas musculosas a par que enjutas. Muy lindo gabán colgaba airosamente de sus hombros.

Los Materne se habían detenido al borde de la peña; aquellos tres fuertes hombres rojos, con el sombrero levantado, el cuerno de pólvora al costado, la carabina al hombro, las piernas enjutas y musculosas, firmemente erguidos al extremo de la peña, ofrecían un extraño aspecto sobre el fondo azulado del abismo.

La chaquetilla y el chaleco eran de terciopelo color de vino, con alamares y arambeles negros; la faja de encarnada seda; el calzón ajustado, de obscuro punto, modelaba las musculosas y esbeltas piernas del torero, unido a las rodillas con ligas de negra escarapela.

La disentería otoñal, ó la diarrea reumática cede mejor al cólchico que á la dulcamara y á la ipecacuana: esta se dirige mas bien al estómago y á las mucosas; la dulcamara se dirige á estas últimas; el cólchico obra sobre las membranas musculosas y serosas de los intestinos, está muy indicada en la disentería rectal ó anal, en la cual los cólicos son poco pronunciados, pero que hay presion sobre el ano, y tenesmo con evacuaciones muy pequeñas.

Por detrás de los árboles y al través de los setos se veía algún fauno o sátiro de piedra, deteriorado, con grandes manchas verdes por las espaldas musculosas, arrojando agua por narices y boca; en esta agradable ocupación había pasado toda su vida.

Reía y temblaba ante estos kabiros procedentes de las birremes fenicias ó cartaginesas, dioses grotescos y terribles que contraían sus carátulas con un gesto de lujuria y ferocidad. Algunas de las divinidades marinas, musculosas y barbudas, tenían un aire de parentesco con su tío. Así debía ser en determinados momentos. Ulises había escuchado ciertas conversaciones de los pescadores.