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Actualizado: 9 de junio de 2025


La vida del campo, en sus formas genuinamente camperas, había contribuido a culminar un proceso de decaimiento moral que se había iniciado sutilmente en Melchor, con alguna antelación a su viaje a la estancia; pero que no había pasado inadvertido para el espíritu de su madre cuando le decía: «tienes deberes a que «antes» no habrías faltado», y la libertad absoluta de que gozaba en la estancia; las influencias circundantes, en el estímulo de los ejemplos que le rodeaban; la avidez de energías físicas, equiparables a la del peón o del toro y que se adueñó de su espíritu en cuanto lo encontró desprevenido o débil; la distancia interpuesta entre sus jueces y sus actos; las mismas resistencias subalternas con que solía chocar, todo propendía a acelerar la caída y más de una vez mientras Ricardo ejecutaba en el piano una sonata de Beethoven, Melchor en la caballeriza, punteaba una milonga en la guitarra mugrienta de algún peón.

El de la guitarra con el del acordeón atacaron un aire vulgar, pero cadencioso, antepasado en línea recta de la milonga del día, y detrás del aire, el virola dijo con voz nasal y chocante la siguiente copla: Nuestra Guardia Nacional en Cepeda y en Pavón, con bravura sin igual, se lanzó sobre el cañón del cobarde federal. ¡Lindo, don Polibio! Si a carrero y a verseador naide le gana.

192 Supe una vez por desgracia que había un baile por allí, y medio desesperao a ver la milonga fui. 193 Riunidos al pericón tantos amigos hallé, que alegre de verme entre ellos esa noche me apedé. 194 Como nunca, en la ocasión por peliar me dio la tranca. Y la emprendí con un negro que trujo una negra en ancas.

Una combinación de luz y sombra a que la imaginación presta sus formas preconcebidas, un gato negro, un perro desconocido que se presenta de improviso en procura de restos de comida, un buho en excursión alimenticia, el espanto de un caballo, las luces y los ruidos sin causa conocida, todo era imputado a la peligrosa presencia del cazador furtivo de almas desprevenidas, y comprador generoso de almas en apuros, listo a concurrir donde lo llamasen o lo nombrasen, y cerrar trato sin regatear precio, asustando en sus momentos de buen humor a las buenas gentes, disfrazado de "viuda", como hace pocos años en el Rosario, o de "chancho", como en los suburbios de Buenos Aires, donde dio origen a la conocida milonga: "Corre que te corre el chancho", etc.

329 Y son tantas las miserias en que me he salido ver, que con tanto padecer y sufrir tanta aflición, malicio que he de tener un callo en el corazón. 330 Ansí andaba como guacho cuando pasa el temporal; supe una vez por mi mal de una milonga que había, y ya pa la pulpería enderecé mi bagual.

136 Allí tuito va al revés; los milicos son los piones, y andan en las poblaciones emprestaos pa trabajar; los rejuntan pa peliar cuando entran indios ladrones. 137 Yo he visto en esa milonga muchos jefes con estancia, y piones en abundancia, y majadas y rodeos; he visto negocios feos a pesar de mi inorancia.

Palabra del Dia

cabalgaría

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