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Actualizado: 30 de abril de 2025


Es excusado afirmar que carece de exactitud esta aserción de Rojas, al atribuir á nuestro Lope la invención del introito, y tampoco hay necesidad de repetir cuál haya sido su inventor. Ni merece entero crédito lo que añade acerca de la división de sus dramas en actos, puesto que no se encuentra en las antiguas ediciones, aunque puede suceder muy bien, que semejante error sea sólo de imprenta.

Merece observarse también, que en algunas de estas composiciones ofrece Calderón personajes, con el objeto, según parece, de burlarse con seriedad de su artificioso estilo gongorino. Tales son, por ejemplo, los de Beatriz y Moscatel en No hay burlas con el amor.

Esta bellísima isla que goza de un saludable clima y produce el celebrado vino que en todas las buenas mesas se sirve, merece un viaje. Ocho horas solamente descansamos en Madera, en cuyo tiempo visitamos parte de la isla, corriendo sobre los esbeltos y ligeros caballos que aguardan dispuestos y enjaezados á la orilla del mar siempre que llegan viajeros.

Merece notarse que en la mañana de verano en que comienza nuestra historia, las mujeres que había mezcladas entre la multitud, parecían tener especial interés en presenciar el castigo cuya imposición se esperaba.

Es usted un hombre incomparable, señor don Santiago; y yo nunca pagaré bastante a nuestro amigo el señor Guzmán el favor de habérmele dado a conocer. No haga la señora marquesa, a fuerza de elogios, que tenga yo que echarlos a mala parte. Estoy acostumbrado a mucho menos. Pues no le dan a usted lo que merece; y le juro que no le digo más que lo que siento.

Esta es reimpresión de una edición desconocida para , ya impresa en el siglo XVII. Las comedias que contiene son: Querer por solo querer, No hay amor donde hay agravio, El marido hace mujer y el trato muda costumbres, Los empeños del mentir, Más merece quien más ama, Cada loco con su tema y el montañés en Viana, Entremés de Micer Palomo.

No hay que hablar, por tanto, de lo que se llama verdadera composición poética; cuanto encuentra la pluma del escritor de comedias en su rápida carrera ocupa lugar en la obra, sin consideración alguna á su conveniencia ó inconveniencia con el conjunto. Este defecto es muy grave, y jamás podrá censurarse como merece, si se tiene en cuenta la dignidad de la poesía.

Su nariz, en guisa de interrogación, bien merece un soneto quevedesco o una de las loas que rimara Rostand en el Cyrano; su melena, romántica y subversiva, flota como airón en las revueltas populares, y es como el símbolo orgulloso de toda su vida.

Merece mención especial la escena, preparada ya por otro suceso, en que Leonarda se arrepiente y entra de nuevo en el buen camino.

Salvo la ligera mencion que les merece á Leon Pinelo y Nicolás Antonio, y esa de referencia á lo que dijo el dominico, el libro de Betánzos no vuelve á sonar hasta nuestros dias, citado dos ó tres veces, y no con distincion, por Prescott en su Conquista del Perú, entre los materiales de que se sirvió para recomponer ó fantasear el pasado de aquella vastísima monarquía.

Palabra del Dia

bagani

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