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Actualizado: 16 de julio de 2025


Se creen el primer pueblo del mundo, en todo y por todo, no obstante su debilidad, su ignorancia, sus hábitos de desaseo, mendicidad y empleo-manía, y su deplorable indiferencia por los intereses comunes, que es el mejor abrigo de los malos gobiernos. Eso no pasará sino á virtud del roce con los demas pueblos. La libertad tendrá que hacer muchos milagros en España.

La mendicidad no existe sino en muy pequeña escala, y eso, reducida á las grandes ciudades; en ningun caso proviene de los instintos de la raza árabe, sino de causes económicas y de las antiguas tradiciones monacales. Allí hay verdadero bienestar en las masas, en cuanto es posible en el estado actual de las sociedades. El liberalismo es genial en todas las poblaciones.

En cuanto á la mendicidad, la organizacion comunal la evita con su prevision, la libertad del trabajo la conjura, la ley la prohibe severamente y la emulacion de los cantones la desacredita. No he visto algunos mendigos sino en Friburgo, que fué el cuartel general de frailes y jesuitas.

Su conciencia está como un charco empozado en el cual no cae jamás la piedra más pequeña. ¡Pobre de !, cambiaría con él; cambiaría mi riqueza por su mendicidad, mi corazón enfermo por su pierna inerte, y mi desasosiego por su paz. ¿Qué crees ?

Allí se levantan por millares las altísimas chimeneas de las fábricas, el elegante coche aparece rara vez, los carros repletos de mercancías se cruzan en inmensa multitud, la mendicidad es ménos visible, y el trabajo activo se manifiesta donde quiera, sin el espectáculo del lujo y de los suntuosos palacios y almacenes brillantes.

Aspecto general. La Provenza Panorama de Marsella Interior de la ciudad. Industria y comercio. Grupos sociales. Mendicidad. El extenso valle del Ródano, encerrado entre los Alpes ó sus ramificaciones y la cadena de áridas montañas de las Cevenas, es una region en extremo interesante y hermosa.

Acerqueme a los infelices y los vi de todas clases; unos mutilados, otros entecos, demacrados y andrajosos los más, y todos chillones, desenfadados, resueltos, como si la mendicidad, más que la desgracia, fuese en ellos un oficio y gozasen a falta de rentas, del fuero inalienable y sagrado de pedir al resto del humano linaje.

Si esto valiera, podriamos decir: el palacio del hambre, el alcázar de la mendicidad, y admitida esta nueva manera de discurrir, deberia mandarse construir una gran jaula para encerrar al mundo.

Donde Felipe II y Torquemada han dejado las mas profundas huellas de su paso, el terreno ha quedado estéril ó no ha producido sino espinos y malezas ásperas. Donde los conventos y el clero han dominado con mas fuerza, la mendicidad se ha hecho endémica, la ociosidad genial, las supersticiones groseras, profundo el amor al aislamiento, á la rutina, la incuria y el desaseo.

Si el batelero es por lo comun áspero y soez, como en todas partes, el artesano es atento y el campesino afectuoso. Al llegar á Barcelona se siente una penosísima impresion, causada por los muchos mendigos que rodean y atormentan al extranjero. La mendicidad me pareció muy extraña en una ciudad tan activa y opulenta.

Palabra del Dia

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