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Actualizado: 3 de julio de 2025
Las puntadas de ella y las morcillas y longanizas que sabe hacer su madre no bastan para costear levitas a los caballeros, y para seguir emperejilándose con ricos trajes y mantillas de madroños, como dicen que en Madrid van a los toros las damas de alto copete y las majas de rumbo.
Sonrió con benevolencia y repuso: Puede que no te falte razón. Será alguna de esas señoritas de ahora que van tan majas y tienen unos cuerpos que da gloria.
No iba allí a lucirse, aunque después le supo a mieles, y añadió una corrupción más a su espíritu, el placer de despertar la envidia, por su ropa, de las damas menos majas.
Para cortar la cuestión dijo lord Gray yo pagaré a todo el mundo. Poenco, sírvenos. Las majas que allí había obsequiaron a lord Gray con sonrisas y dichos graciosos; pero el inglés no tenía humor de bromas. ¿Ha venido María de las Nieves? preguntó a una. Pesaíto está con María de las Nieves. ¿Nosotras somos aljofifas?
Ensayó, y bien pronto las cacharrerías todas de Madrid expendían papel picado, que en comparación del antiguo era un modelo de elegancia, pues tenía figuras de majas, toreros y tipos populares. El único vicio de Juan Bou, si vicio puede llamarse, era la Lotería. No había extracción en que no comprase su par de décimos.
Dejándose ir, pues, por pendiente tan resbaladiza, las muchachas pobres que se ponen muy majas dan con facilidad en busconas. «Bien lo comprendió así dijo el padre la sabia y gloriosa reina doña Isabel la Católica, cuando se indignó al ver en unas fiestas que hubo en Segovia a ciertas aventureras vestidas de seda, y prohibió el uso de la seda a las que no fuesen hidalgas y ricashembras, lo cual fue providencia discretísima y moralizadora.»
Entre los de a pie, que continuamente se desvían de la acera para tomar corriendo los primeros ómnibus que vienen de retorno, marchan confundidos el gatera que con mil trabajos, ninguno limpio, reunió el precio del tendido, el hortera endomingado, el estudiantillo que parodia en el vestir al elegante rico, la modistilla engalanada con el trabajo de sus manos, y algún que otro viejo ávido de censurarlo todo echando de menos los calesines y las majas del tiempo del rey neto.
Y ello, ¿pa qué es, don Marcelo? ¿Onde se ponen esas cosas tan majas? A ver, a ver si nos entera, que es bueno saber de todo.
Palabra del Dia
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