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Actualizado: 4 de mayo de 2025
En algunos pueblos comienzan las procesiones desde el Lunes Santo, pero lo más común es desde el miércoles; este día a la tarde se cantan en la iglesia las tinieblas con toda la música, con tanta solemnidad como pudieran en una colegiata, en donde es de admirar el oír cantar las lamentaciones y demás lecciones a muchachos de ocho o diez años de edad, aunque no con propiedad latina, porque no entienden lo que leen, ni pueden pronunciar bien el latín, ni el castellano, porque carecen en su idioma de las letras L, F y R, ásperas, pero muy corridas y ajustadas a la música.
Aún nos queda mucho por hacer á fin de lograr una cosa con la que yo sueño: una literatura selecta española: una bibliotequita, por ejemplo, de cuarenta ó cincuenta volúmenes, chiquitos, elegantes y primorosos, donde se reuniese lo mejor de nuestra inmensa riqueza intelectual; bibliotequita que leyesen las damas sin fatiga y hasta con gusto, y que ellas pudiesen tener en sus habitaciones, al lado ó en lugar de los autores franceses que leen ahora cuando algo leen.
Estas disposiciones fueron inclusas luego en una bula que espidió Benito en la ciudad de Valencia el dia 11 de Mayo de 1415. La suma de todas ellas se contiene en los capítulos siguientes, segun se leen en la biblioteca de los rabinos españoles, dispuesta i ordenada por don José Rodriguez de Castro.
El octavo, no fingir ataque de nervios ni hacer mimos a los primos. El noveno, no desear más prójimo que su marido. El décimo, no codiciar el lujo ajeno. Estos diez mandamientos se encierran en la cajita de los polvos de arroz, y se leen cada día hasta aprenderlos de memoria. El quid está en no quebrantar ninguno, como hacemos los cristianos con varios de los del Decálogo. Sigamos con el platero.
Con todo, este es el siglo de los Diccionarios, y muchos de los que hoy se llaman sabios no estudian otra cosa que lo que leen en los innumerables Diccionarios, de que estamos inundados. La mejor parte de tales libros, aunque son de la moda, se escriben sin exâctitud, y todos sin los principios fundamentales de lo que tratan.
Estoy leyendo los sermones de Massillón y la Odisea; mis hijas leen la historia antigua. ¡Pobres hijas mías! Se están portando como quienes son: alegres y buenas por todo extremo. Mas, ¡ay! ¿las dirijo yo como debo? ¿No tengo que echarme algo por ello en cara? ¿Tendré la culpa de las dificultades en que me encuentro por causa de Cesarina? ¡Oh, Dios mío, Dios mío!
Cuando se leen las descripciones, que han hecho algunos viajeros, de la vida que se llevaba en la Península, ó las que nos han transmitido los novelistas y dramáticos españoles, se estiman en lo que valen los sombríos colores, con que se nos ha pintado con frecuencia el estado de España, como si fuera el de un país grave y adusto.
En la cubierta se leen estas curiosas palabras: «Perdone V., señor venavides, por la tardanza que no emos podido mas: aquí llevan esta comedia del Rey corvanto y la otra del Gigante Goliat, y acá queda la comedia de leandro. Procurarse á enviar antes de Pasqua con el primer mensagero que ubiere, que por no estar sacado mas de la comedia no se envia.
En suma, yo no quiero decir más sino que la novela Quo vadis? se lee con gusto o con provecho, como dice el Sr. Cuervo que sólo se leen en América cuatro o cinco de nuestros autores. Nueva edición de «LA CELESTINA» El señor D. Eugenio Krapf, alemán de nación y fundador y dueño en Vigo de un establecimiento tipográfico, ha impreso y publicado la tragicomedia Celestina.
Desde 1840 se leen avisos en los diarios norteamericanos previniendo los inconvenientes que encuentran los emigrados, y los cónsules de América hacen publicar en los diarios de Alemania, Suiza e Italia avisos iguales para que no emigren más.
Palabra del Dia
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