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Actualizado: 2 de octubre de 2025


Zea reunió en la Cámara Real a varios militares.... He oído hablar de Quesada, San Martín, Freire y otros muchos que no recuerdo.... Recibioles la napolitana llorando y gimiendo, y no de pesadumbre de quedarse viuda, no, sino porque la corona y el trono de su hija van rodando ya como los juguetes de las niñas.... Pero vean ustedes lo que ha discurrido ese Sr.

La calma que le rodeaba hizo inverosímil cuanto había presenciado. De pronto vió moverse algo en el último término del camino, en lo más alto de la cuesta, allí donde la cinta blanca tocaba el azul del horizonte. Eran dos hombres á caballo, dos soldaditos de plomo que parecían escapados de una caja de juguetes.

La enfermedad la tenía prisionera en su casa; pero en los momentos de calma, cuando el pícaro dolor no la hacía ir de un lado a otro como una loca, hojeaba catálogos y figurines de París, escribía a sus proveedores de allá, y rara era la semana en que no llegaban cajones con las últimas novedades: trajes, sombreros y joyas que, después de contemplados y manoseados un día en el cerrado dormitorio, caían en los rincones o se ocultaban para siempre en los armarios, como juguetes inútiles.

Eran estos á modo de baluartes que, arrancando de la montaña, llegaban hasta la ría, elevados algunos metros sobre el nivel de los campos. Los de las compañías extranjeras eran verdes, con los taludes cubiertos de musgo como los glacis de los fuertes modernos, y las pequeñas locomotoras pasaban sobre ellos ligeras y brillantes como juguetes.

Conviene hacer constar que los dos chicos de Castaño tenían loca afición a los juguetes de Iglesia, que es un jugar muy común en la infancia de estos tiempos, en los cuales cada cosa grande tiene su manifestación pueril. En el comedor de la casa tenían su magnífico altar, y cada día ponían en él un objeto nuevo, bien araña, bien cáliz o manga cruz.

Y no parecía muy desmejorada la niña, no. Al contrario, aunque un poco enflaquecida, tenía mejor color, más animación que antes, hasta su poco de alegría. El médico y la madre se mostraban más bien contentos de su estado. Quien parecía descontento era el padre. Había comprado a su hijita un teatro de títeres y otros muchos juguetes ingeniosos, sin conseguir distraerla de su incesante labor...

-Y ¿qué responde le bagatele en nuestro castellano? -preguntó don Quijote. -Le bagatele -dijo el autor- es como si en castellano dijésemos los juguetes; y, aunque este libro es en el nombre humilde, contiene y encierra en cosas muy buenas y sustanciales. -Yo -dijo don Quijote- algún tanto de el toscano, y me precio de cantar algunas estancias del Ariosto.

Cuando surgía una huelga en la montaña y los ferrocarriles paralizados no acarreaban mineral, había que echarles carbón lo mismo que si funcionasen. Aquellos enormes tubos de piedra, con su aspecto de grosera pesadez, eran delicados como juguetes de la industria, y podían inutilizarse al menor descuido.

Pues ahora me ocupo del modo de construir cañones de a 300. ¡Hombre, de a 300! exclamaron los oficiales con aspavientos de risa y burla . Los mayores que tenemos a bordo son de 36. Esos son juguetes de chicos.

En las obras dramáticas de esta especie, los personajes, en y por , quedan en segundo término, excitando sólo la atención, en cuanto son juguetes de otras fuerzas objetivas.

Palabra del Dia

mármor

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