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Actualizado: 3 de mayo de 2025


Doña Manuela había pensado en ello; pero tuvo en cuenta que era preciso levantar del lecho a don José, disponer la comida y arreglar los cuartos: además consideró que, como Millán trabajaba durante la semana y aprovechaba los domingos para ver a Leocadia, tal vez ésta perdiese la visita del novio, si se le ocurría venir temprano.

El 20, un día después de nuestra batalla, entró José en Madrid, y aunque la recepción glacial que se le hizo le causara suma aflicción, aún le parecía que el buen momio de la Corona duraría bastante tiempo.

D. José Asensio de Ocón y Toledo, natural de Albarracin, de la misma diócesis: siendo Obispo de Palencia fue trasladado a la silla de Teruel, en 24 de Febrero de 1832, tomó posesión en 13 de Junio del mismo año, y murió en 2 de Diciembre de 1833.

Conque hagamos punto final. Réstame añadir que dedico estas pobres páginas, como recuerdo cariñoso, á mis amigos los Excmos. Sres. D. Servando Ruiz Gómez y D. José España, y á mi camarada Dióscoro Puebla.

¡María Santísima, San José bendito, qué comentarios, qué febril curiosidad, qué ansia de investigar y sorprender los propósitos del buen D. Carlos! En los primeros momentos, la misma intensidad de la sorpresa privó a todos de la palabra. Por los rincones del cerebro de cada cual andaba la procesión... dudas, temores, envidia, curiosidad ardiente.

Termina el General Núñez fecilitando por ello al Ejército y á sus Jefes. A continuación hace uso de la palabra el general José de Jesús Monteagudo, Jefe de las Fuerzas Armadas. "Señores, dice: Yo quiero en nombre de las Fuerzas Armadas de la República dar á todos las gracias más sinceras y más sentidas.

30 Entonces José se apresuró, porque se conmovieron sus entrañas a causa de su hermano, y procuró dónde llorar: y entró en su cámara, y lloró allí. 31 Y lavó su rostro, y salió fuera, y se esforzó, y dijo: Poned pan.

«Don José dijo resuelta . Cargue usted a Riquín. Envolvedlo bien en un mantón. Nos vamos ahora mismo. ¡Ahoraexclamó D. José con espanto. En la puerta del comedor apareció Botín. Después se paseó en el pasillo. Si Isidora estuviera fuerte en Mitología, le habría comparado al Minotauro vagando por las obscuras galerías del laberinto de Creta.

Desde que pasó el ejército la raya que divide ambos vireinatos, fué la desercion de la tropa de milicias, y la de los indios auxiliares de Anta y Chincheros, tan exhorbitante, que llegó D. José del Valle á recelar con fundadas razones le abandonasen enteramente en los mayores riesgos, porque ya no les estimulaba la codicia del saqueo que los habia detenido en parte hasta entonces.

Yo no abandono a usted. De acuerdo estábamos ya para custodiar, no digo encerrar, a esa loquilla en San José de la Penitencia, mirando a su disciplina y purificación... Pero ha surgido inopinadamente la increíble ventolera de Máximo, y yo no puedo, no puedo en modo alguno negar mi consentimiento... Ello será una locura: allá se les haya... ¿Pero de Máximo, como hombre de conducta, qué tiene usted que decir?

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