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Sólo sabía cantar, pero de un modo áspero y salvaje, como le habían enseñado los compañeros de contrabando, cuando marchaban en sus jacas, tumbados sobre los fardos, atronando con coplas la soledad de las gargantas de la sierra. Don Luis reinaba sobre la viña como si fuese el dueño. El poderoso don Pablo estaba ausente.

Exento para siempre de la servidumbre del dolor, como los inmortales, gozaba sereno, majestuoso, de su apoteosis. También se había sentado al lado de la amada de su heroico corazón, y le habló durante algunas horas, con dulce sosiego, de las jacas inglesas y de las grandes batallas que a la sazón se libraban en el seno de la corporación municipal, en las cuales él tomaba una parte tan activa.

Páez, don Frutos Redondo, los Jacas, Antolínez, los Argumosa y otros y otros ilustres Américo Vespucios del barrio de la Colonia siguen escrupulosamente en lo que se les alcanza las costumbres distinguidas de los Corujedos, Vegallanas, Membibres, Ozores, Carraspiques y demás familias nobles de la Encimada, que se precian de muy buenos y muy rancios cristianos.

Dejáronse caer en el natural diván, y vieron tenderse ante ellos la vega, como remendada de varios colores, según eran los de las verduras que en cada heredad se cultivaban. En la blanca cinta de la carretera distinguieron un punto negro: el cesto con las jacas.

Costábame trabajo sustraerme a sus importunidades, aunque le agradecía el interés que tomaba por mis asuntos. Creía hallarse enamorado de la condesita. Pronto comprendí que estaba en un error. El duque se casaba por hacer el hombre formal. Su novia le preocupaba menos que las dos jacas francesas que le habían llegado recientemente.

Después de vivir en fonda un poco de tiempo, decidióse a poner casa. Tomó un criado, se hizo traer el almuerzo de un restaurante y comía cuándo en Lhardy, cuándo, en casa de alguno de sus muchos amigos. Su cuadra la tenía muy cerca, en la calle de las Urosas, y no estaba mal provista: dos jacas de silla, inglesa y cruzada, un tiro extranjero y otro español, berlina, charrette, milord, break.

Y señalando a cada uno de los animales, hablaba de miles y miles de pesetas, enorgulleciéndose de que tales tesoros estuviesen confiados a su custodia. El hierro de Matanzuela, la marca con que se señalaba a las jacas salidas del cortijo, valía tanto como los certificados de los ganaderías más antiguas.

Al día siguiente no hubo colegio tampoco por la tarde, y salieron en coche como habían convenido a la tendée, luciendo el tío Manolo sus aptitudes prodigiosas en el Prado. Miguel iba embelesado y orgulloso de ver que la gente les miraba mucho. Aquella manera de enganchar los caballos era todavía rara y un poco peligrosa no contando con jacas amaestradas.

Su pobreza no les permitía ser caballistas como otros que cabalgaban en pelotón, llevando en la grupa de sus fuertes jacas dos fardos enormes de tabaco y en la perilla de la montura la escopeta repleta de postas para pasar a la brava el contrabando.

La caza y las marchas largas fortalecerían su pierna quebrantada. Además, montaría a caballo para vigilar los trabajos, visitaría los ganados de cabras, las piaras de cerdos, la vacada y las jacas que pastaban en los prados. La administración del cortijo no marchaba bien. Todo le costaba más que a los otros propietarios, y los productos resultaban menores.