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Actualizado: 20 de mayo de 2025


Es una comedia de intriga ingeniosa y cuerdamente trazada, que no nos sorprende como otras posteriores de la misma especie, por sus singulares peripecias y complicaciones, sino que, al contrario, excita el interés del espectador por su acción bien pensada y curiosa.

Pero el barbero español no se parece á ningun otro barbero en ciertas cualidades. El viejo Fígaro no existe: es un tipo que las revoluciones han suprimido. Su sucesor en Madrid no tiene los recursos de intriga, ni las mil hábilidades, ni la literatura del héroe de Beaumarchais.

Bien quisto de todos, ha hecho su carrera por el mérito, no por la intriga; por el valor, no por la astucia; y como esto es verdad, y yo lo , y me consta, y lo afirmo y lo sostengo, y soy hombre que sabe sostener lo que dice, estoy dispuesto a defenderle contra todo agravio que en este terreno se le haga.

Señala las diferencias, que, en su concepto, distinguen á la tragedia de la comedia, y hace consistir la esencia de la última en un artificio ingenioso de notables y finalmente alegres acontecimientos, por personas disputado, excelente definición, que explica á maravilla la índole de las comedias posteriores de intriga.

Aquella ternura facilitó el tratado; cediendo cada cual un poco de su tesón, se fueron acercando al infame convenio, a la intriga asquerosa y vil; al principio fingiendo pulcritud, invocando santos intereses, después olvidando estas fórmulas; y por fin el Magistral ofreció a la moza asegurar su suerte, colmar su ambición, y ella poner ante los ojos de Quintanar su vergüenza de modo tan evidente, tan palpable que aquel señor, si corría sangre de hombre por su cuerpo, tuviese que castigar a los traidores como tenían bien merecido.

Don Alonso, caballero de Olmedo, ama á Doña Inés y es amado de ella; pero el padre de ésta quiere casarla con un cierto Don Rodrigo. La intriga camina, pues, natural y favorablemente, cuando el drama se convierte en trágico de improviso, en oposición con su anterior índole.

Cuando dos tandilenses se encontraban en la calle, en el club, en los negocios, en cualquier parte, la pregunta de rigor era ésta: ¿Y qué piensa usted de la Cuestión? El interrogado contestaba, si era perecista, que se trataba de una perversa intriga; si antiperecista, que el ejército nacional debía depurarse de sus malos elementos...

El príncipe polaco Ricardo se halla en la corte de Lorena para pedir la mano de la duquesa Estela; pero como le consta su aborrecimiento á todos los hombres, teme ser rechazado como sus predecesores, y para evitarla, y excitar en su provecho la curiosidad y el amor propio de Estela, hace circular el rumor de que él se burla de su odio. Esto da origen á una intriga de las más interesantes.

Pero, dónde, en qué circunstancias... Eso es lo que yo quiero saber. Ahí está el nudo de la intriga. Dejemos lo demás para otra ocasión y hábleme usted de Lea Peralli. Estaba usted en San Francisco y se encontró con ella. ¿Dónde? ¿Cómo? De un modo tan sencillo como inesperado.

Podría esperarse de Corneille, que, al escribir su Heraclio, tuvo á la vista la comedia española , hubiese reformado el plan de Calderón, haciéndolo más consecuente consigo mismo; pero, muy lejos de esto, el francés ha desfigurado lo más importante que le ofrecía el español, no resultando de su trabajo sino una pieza de intriga ordinaria y medianamente confusa.

Palabra del Dia

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