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Actualizado: 10 de julio de 2025


Costó un triunfo a Nucha vestirla racionalmente, y hacerle trocar la corta saya de bayeta verde, que no le cubría la desnuda pantorrilla, por otra más cumplida y decorosa, consintiéndole únicamente el justillo, prenda clásica de ama de cría, que deja rebosar las repletas ubres, y los característicos pendientes de enorme argolla, el torquis romano conservado desde tiempo inmemorial en el valle.

La falta de propiedad, aunque una posesion inmemorial se la haya dado, hace que anden errantes, porque se apareció un propietario por una reciente denuncia, que ò los desaloja ó hace feudales.

Allí se cierra y sólo por una estrecha abertura se comunica con Sobrescobio y Caso. La juventud de las cuatro últimas rivalizaba desde tiempo inmemorial en gentileza y en ánimo. De un lado Entralgo y Villoria: del otro, Lorío y Condado.

Antes de pasar más adelante, debe saber el lector que desde tiempo inmemorial, existe entre los mareantes de la calle Alta y los de la del Mar, barrios diametralmente opuestos de Santander, una antipatía inextinguible. Cada barrio forma cabildo aparte, y no han querido para los dos un mismo patrono.

La venerable tienda de tirador de oro que desde inmemorial tiempo estuvo en los soportales de Platerías, entre las calles de la Caza y San Felipe Neri, desapareció, si no estoy equivocado, en los primeros días de la revolución del 68.

La raza indígena pura, del mareante santanderino, tal cual existía aún, desde tiempo inmemorial, diez ú once años ha, iba en aquel ataúd á enterrarse con Tremontorio, porque bien puede asegurarse que éste fué el último de los ejemplares castizos y pintorescos de ella. Justo es, por tanto, que yo le registre en mi cartera antes de que se pierda en la memoria de los hombres.

Y éstos y otros parecidos lances eran el único lado agradable que tenía para aquel cuadro de continuas e interminables tristezas, sobre las cuales iba descollando de día en día y a medida que la temperatura se templaba y surgían riscos y laderas por los anchos desgarrones abiertos en el espeso tapiz de nieve por los rayos del sol, la figura, de suyo melancólica, de la mujer gris, particularmente hacia la caída de la tarde, y, sobre todo, al descolgar el calderón y empuñar los dos cántaros de barro para ir a la fuente entre día y noche, según costumbre inmemorial en ella.

Así vivían apegados, desde tiempo inmemorial, á lo exclusivamente suyo: y en usos, traje, acento, y hasta lengua, fueron siempre en Santander lo que el peñasco en la mar: bello para el artista; un estorbo para los múltiples fines de las humanas ambiciones. En tal estado de virginidad recibió esta gente las primeras noticias del acontecimiento de que íbamos hablando.

El mar se rizaba blandamente sonriendo a la privilegiada villa, y el sol asomaba majestuosamente su disco por detrás de las olas, dispuesto a dar gusto siquiera una vez en su vida a los honrados peñascos. Porque desde tiempo inmemorial se sabía que apenas se preparaba una fiesta en Peñascosa, el sol tomaba las de Villadiego y dejaba que las nubes diesen buena cuenta de ella.

Este recto y majestuoso caballero tenía la costumbre desde tiempo inmemorial de hacer la tertulia por las noches a D.ª Teodora. Cuando ésta venía a la de su amiga D.ª Eloisa, lo cual sucedía una o dos veces por semana, la acompañaba juntamente con el criado.

Palabra del Dia

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