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Actualizado: 29 de junio de 2025


Ya la he leído, querida... No trae más que esquelas de defunción. ¿Pues y la noticia del matrimonio de la infanta? No nada. Ya sabe usted que yo no leo más que los anuncios. No era una señora en la acepción que se da usualmente a la palabra, ni tampoco una mujer del pueblo. Participaba de ambas clases.

Las fiestas, á cuya celebración se consagraron estas composiciones, constan, ya por las indicaciones de sus epígrafes, ya ordinariamente por el contenido de las mismas. Una de estas tragicomedias, por ejemplo, festeja las bodas de Carlos V y de la infanta Doña Catalina.

En fin, donde reina la envidia no puede vivir la virtud, ni adonde hay escaseza la liberalidad. !Mal haya el diablo!; que, si por su reverencia no fuera, ésta fuera ya la hora que mi señor estuviera casado con la infanta Micomicona, y yo fuera conde, por lo menos, pues no se podía esperar otra cosa, así de la bondad de mi señor el de la Triste Figura como de la grandeza de mis servicios.

Veinticuatro años antes, cuando el señor Francisco Montiño sólo era oficial de la cocina de la infanta de Portugal doña Juana, es decir, cuando se encontraba al principio de su carrera, había recibido de su hermano Jerónimo la lacónica carta siguiente: «Hoy día del evangelista San Marcos, ha dado á luz mi mujer un hijo: te lo aviso para que sepas que tienes un criado á quien mandar

Retrato de la Infanta doña Margarita María de Austria, hija de Felipe IV, cuadro pintado con pincel franco y libre y a la primera vez . En el de 1858 figuró con el núm. 198, y como retrato de la Infanta doña María de Austria, hija de Felipe IV, sin decir si era doña Margarita o doña Teresa.

Como quiera que fuese, la Infanta doña Beatriz, acompañada de los embajadores, de su esposo y de gran comitiva de damas y de señores ilustres de la primera nobleza de Portugal, partió al fin de Lisboa para Villafranca de Niza. El Rey, su padre, y la señora Reina fueron embarcados hasta el convento de Belén para despedirla.

Permanecieron en esta poblacion siete dias, durante los cuales fue la infanta muy obsequiada por las damas y caballeros principales de aquel pais, que acudieron presurosos á besar su mano y juntamente á ofrecerla sus servicios. De cómo se casó Doña Juana, los hijos que tuvo y otros asuntos del mayor interés.

Y cuando no, la infanta me ha de querer de manera que, a pesar de su padre, aunque claramente sepa que soy hijo de un azacán, me ha de admitir por señor y por esposo; y si no, aquí entra el roballa y llevalla donde más gusto me diere; que el tiempo o la muerte ha de acabar el enojo de sus padres.

Lo más curioso de todo fué la cortesía, que estos monigotes hicieron á la Reina al pasar la comitiva por el balcón que ocupaba. También el Rey hizo su cortesía á la Reina, contestándole ella y la Infanta desde sus asientos. La procesión se encaminó en seguida á la Plaza, y regresó á Santa María por la calle Mayor. »A eso de las cinco de la tarde se representaron autos.

Oh! ¡Cuantas saludables lecciones pueden dar estas paredes, cuantos pensamientos elevados no puede inspirar este recinto! La infanta Doña Isabel despues reina de Portugal, revestida de inimitables virtudes, presenta egemplos de grandeza de alma en sus padecimientos, y sobre todo en aquella paciencia heróica que la distinguió. Ella supo vencer la tibieza de su esposo y calmar sus iras.

Palabra del Dia

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