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Actualizado: 2 de junio de 2025


Nada hay más ridículo, que, partiendo de la ilustración y erudición moderna, juzgar con este criterio las frecuentes violaciones de Calderón y otros autores de su época, de la exactitud de la indumentaria, ó de otras conveniencias de igual índole.

Los más viejos y tradicionalistas se vestían lo mismo que sus remotos abuelos, con largos caftanes de colores fuertes y rayados. Las mujeres, cuando no imitaban las modas europeas, lucían un traje pintoresco que hacía recordar la indumentaria española de la Edad Media. No eran únicamente cambistas ó comerciantes, como en el resto de la tierra.

Hállanse dibujadas y descritas estas armas en los tratados de arte é indumentaria militar aludidos; hay además ejemplares en la Armería Real, y para las espingardas se cuenta con otro dato de gran interés; la sillería del coro de la Catedral de Toledo, obra ejecutada en el reinado de doña Isabel. Allí se ven esculpidos espingarderos en función.

Ya que la princesa lo presentaba como ayudante de su marido, bien podía ser coronel. Y lo fué hasta para el joven príncipe, que al principio le daba este título con cierta sorna y acabó por llamarle «coronel» maquinalmente. Sus deseos de lujosa y abundante indumentaria se realizaron espléndidamente.

El Provisor todos los días le pasaba revista, como a un recluta, mirándole de hito en hito cuando le creía distraído: y si notaba algún descuido de indumentaria que acusara pobreza indigna de un mitrado, le reprendía con acritud.

Vestían con elegante atildamiento; seguían las modas en sus mayores exageraciones. Las lacias melenas brillantes de pomada eran la única revelación de sus entusiasmos literarios. Cuerpo de dandy y cabeza de artista dijo uno de ellos a Isidro, resumiendo así los cánones de su indumentaria. El silencio de admiración con que el joven les escuchaba despertó cierta simpatía en favor suyo.

Y como él prefería ser ciudadano, siguió usando sus trajes civiles, una indumentaria soñada sin duda en sus tiempos de pobreza como algo magnífico y quimérico: trajes de paño azul celeste ó verde esmeralda, corbatas y pañuelos con las tintas del arco iris, productos de fábricas misteriosas de Inglaterra ó los Estados Unidos, cuya existencia ignora el común de los mortales y que parecen trabajar únicamente para la elegancia masculina de los trópicos.

Tal cual era Josefina, muchas señoritas la imitaban, porque, según se decía, «sacaba las novedades»; y aunque tachándola de exagerada y rara, a veces, con el rabillo del ojo observaban las innovaciones de indumentaria que lucía, para reproducirlas al punto.

Muchos guardaban sus trajes originales, y á esta variada indumentaria se unía la diversidad de lenguas, algunas de ellas misteriosas y casi perdidas. Como atraídos por la confusión oral, los mismos franceses olvidaban su idioma, hablando el dialecto marsellés, que conserva rastros indelebles de su origen griego.

Por consejo de sus amigos empezó en cierta ocasión a vestirse de levita y sombrero de copa; pero con esta indumentaria estaba tan horrible, tan patibulario que los mismos amigos le aconsejaron que se volviese a la chaqueta y al sombrero de fieltro. Poco antes de regresar Reynoso a España se había trasladado de Guatemala a México, y no supo ya más de él sino que allí se había casado.

Palabra del Dia

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