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Actualizado: 17 de julio de 2025


No lejos de Diu, florecía entonces, en el fondo de un estero y a orillas de un río caudaloso, la ciudad de Chaul, emporio del comercio que, para sustraerse al poder marítimo de Portugal, hacían entonces con la India, por tierra, Persia y Arabia. Chaul era singularmente famosa como mercado de caballos, y allí iban a surtirse los grandes señores y príncipes indianos para remontar su caballería.

Pertenece a los Nuezvanas que no salieron nunca de la península, esperando los tesoros de los Nuezvanas indianos y medrando políticamente con los méritos de sus conquistas, exploraciones y hazañas en los desiertos de Indias. Por todas estas circunstancias, misia Melchora, a semejanza del grande, de España, viene a ser «la grande» de Buenos Aires.

Todavía no se había fundado el casino de Lúzaro, que, después de una época de pedantería y de esplendor, quedó reducido a una reunión soñolienta de indianos y de marinos retirados. En la relojería me enteré de cuanto pasaba en el pueblo. Casi todos los contertulios eran carlistas y fanáticos; yo no lo era; pero allí pasaba el rato enterándome de las vidas ajenas, y me entretenía.

Don Manuel se nos presenta vestido de rico traje de guerra, siguiéndole su ejército, de gala, y los prisioneros indianos con cadenas. El triunfador refiere sus hazañas en un discurso ostentoso al gobernador de la India, García de Sa, el cual, al contestarle, muestra hacia él la mayor consideración.

Todo el dinero que ganan los gallegos en América viene luego aquí, a mover nuestra industria. Y no es sólo dinero lo que los indianos hacen circular entre nosotros, sino también espíritu de progreso y de tolerancia. Con su acento absurdo, diciendo San Jorge de Bolsas en vez de San Jorge de Sacos, y cosas por el estilo, los gallegos que vuelven de América están modernizando Galicia.

Le acompañaba el octogenario alguacil Marcones con tercerola y sable. El iba armado de revólver y estoque. Después, y sucesivamente, fueron saliendo y diseminándose por las tertulias nocturnas don Melchor, Gabino Maza, don Pedro Miranda, Delaunay, don Mateo, y todos los demás. Los indianos tardaron más tiempo.

Este asunto se desarrolla en ella bajo la forma de una poesía sublime, sobre todo en su desenlace, puesto que el criminal, por su culpa, hace también partícipe de sus males á sus deudos inocentes, llenando este drama de pinceladas tan profundas y verdaderas, que se puede llamar su obra tragedia romántica, única en su especie . Comienza con una suntuosa procesión triunfal, con que se celebran en Goa las victorias ganadas por Don Manuel de Sousa contra muchos príncipes indianos.

A las dos a comer. A las tres al Círculo Mercantil a comenzar con tres de los indianos, que formaban el núcleo de aquella sociedad de recreo, el clásico chapó, que se prolongaba ordinariamente hasta las cinco.

El Inca, arrastrado por su idolatría, como por una fuerza irresistible, da su consentimiento al sacrificio; pero Impanguí arrebata á su amada de las manos de sus sanguinarios perseguidores. El acto segundo nos ofrece á los españoles, ya desembarcados, peleando con los indianos.

Los indianos de la Colonia que en América oyeron muy pocas misas, en Vetusta vuelven, como a una patria, a la piedad de sus mayores: la religión con las formas aprendidas en la infancia es para ellos una de las dulces promesas de aquella España que veían en sueños al otro lado del mar.

Palabra del Dia

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