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Actualizado: 30 de abril de 2025
Godfrey Cass suspiraba por esa víspera del día de Año Nuevo con la impaciencia loca e irreflexiva que lo volvía medio sordo a las importunidades de su compañera, la ansiedad. ¡Oh! no volverá quizá a casa antes de la víspera de Año Nuevo respondía Godfrey . Entonces estaré sentado al lado de Nancy, bailaré con ella y he de obtener, quiéralo ella o no, alguna dulce mirada.
Nunca te guíes por la ley del encaje, que suele tener mucha cabida con los ignorantes que presumen de agudos. Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero no más justicia, que las informaciones del rico. Procura descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico, como por entre los sollozos e importunidades del pobre.
¿Pero cómo ha sabido vuestro tío?... Lo ignoro. Quedóse por un momento profundamente pensativa la dama. Yo creía no volveros á ver dijo , y si os dí como prenda mía una sortija, por la cual no podíais reconocerme, fué por concluir con vuestras importunidades. Yo esperaba que no me volvieréis á ver, porque vivo muy retirada. Pero cuando de tal modo os habéis equivocado...
Costábame trabajo sustraerme a sus importunidades, aunque le agradecía el interés que tomaba por mis asuntos. Creía hallarse enamorado de la condesita. Pronto comprendí que estaba en un error. El duque se casaba por hacer el hombre formal. Su novia le preocupaba menos que las dos jacas francesas que le habían llegado recientemente.
Que la respiracion de los absentes es la memoria de los q. aman. A 16 de Ag.^o Sieruo de V. Ex.^a muy humilde. Ant. Perez. Publicada en la Colec. Ochoa, pág. 495, con variantes y fecha 10 de noviembre de 1601. La original, Bibl. Nac. de París, Fr., 3.652, folio 151. Colec. Morel Fatio, núm. Ill.^e S.^r No se me canse V. m. con mis importunidades. Fuy ayer a ver la presencia del Sr.
No puede establecerse en un portal sin previo permiso de los inquilinos; pero como regularmente es un infeliz, cuya existencia depende de las gentes que conoce ya en el barrio, ¿quién ha de tener el corazón tan duro para negarse a sus importunidades?
Y de ese lo oigo no se le podrá sacar, y no lograréis que vacile, ni que para deshacerse de las importunidades apele á ningun acto reflejo: «yo la oigo; ¿no la oye Vd.?» para él no hay mas razon, y toda vuestra filosofía no valdría tanto como la irresistible fuerza de la sensacion que le asegura de que hay música, y que quien lo dude, ó se chancea ó está sordo.
Palabra del Dia
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