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Actualizado: 27 de julio de 2025


Por otra parte, aunque yo debo ser humilde, y aunque lo soy, soy también muy orgullosa en cierto sentido. Es el orgullo que nace de mi propia humildad.

Lo decía con tal humildad, con un deseo tan vehemente de ver admitido el ruego, que el hijo no osaba repeler su acompañamiento. Para callejear con Argensola tenía que escurrirse por la escalera de servicio y valerse de otras astucias de colegial.

¿Y por qué no se hizo usted fraile? No me faltaron ganas, señor de Maltrana. Un marqués, antiguo coronel mío y persona muy devota, puso empeño en que me admitiesen en un convento; pero no quisieron tomarme. No tengo suficientes méritos para vestir el hábito. Lo decía bajando la cabeza, encogiéndose para mostrar mejor su humildad.

Volvió ella la cabeza hacia arriba, y al ver la expresión de beatitud de aquella cara, quedose pasmada ante semejante alarde de paciencia y humildad absoluta. A este algo le pasa, algo muy raro.... Parece más tonto que de costumbre, y al mismo tiempo en esa cara hay una expresión que yo no he visto nunca. ¿Sabes que andas distraído, joven?

Verdaderos o falsos estos dichos maliciosos, el resultado es que D. Bernardo se encontró casado, y fue necesario que su esposa salvase de un golpe la enorme distancia que mediaba entre su humildad y la grandeza y autoridad que habían acompañado al Sr. de Rivera desde sus más tiernos años. ¿La salvó en efecto esta señora?

Tal era la casa en que durante doce años había vivido doña Luz, y tal la gente de que estaba rodeada en mayo de 1860. Los amigos íntimos de doña Luz Doña Luz, dadas las circunstancias en que se hallaba y las condiciones de su carácter, no podía menos de vivir como vivía. El orgullo es malo sin duda. ¿Cuánto mejor y más cristiana no es la humildad?

A menudo el Sr. Taylor nos acusa en su libro de orgullosos. Yo no creo que lo somos ni que lo hemos sido nunca; mas no por eso nuestra humildad ha de llegar hasta el extremo de resignarnos á creer que el objeto que más nos caracteriza y distingue de las otras naciones del mundo es la castañeta.

Preséntanse luego cuatro ángeles con música; detrás de ellos la Santa Virgen, como Reina del Cielo, y rodeada de cuatro doncellas, la Prudencia, la Pobreza, la Humildad y la Fe. Siéntanse éstas, y cada una de ellas comienza á leer una profecía relativa al Mesías esperado.

La humildad teníala en el corazón el hijo del ahogado y la suicida, que si no la tuviese, no sería fácil que se la inculcaran las burlas y desprecios de sus compañeros, ni los paternales azotes del maestro y de sus protectoras: porque éstas todas se creían con derecho a amarle, pero a castigarle también. Era la suya una naturaleza amante y agradecida.

Obdulia, viendo el rayo marchar otra vez hacia su confesor, halló palabras para desviarlo. Vuelvo a decirle, señor obispo, que el padre Gil nada sabe de este paso... que se morirá de pena y de vergüenza si llega a conocerlo, porque es la modestia y la humildad personificadas.

Palabra del Dia

buque

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