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Actualizado: 13 de mayo de 2025
Sin desamparar el estudio, y conservando todos los hábitos de una vida laboriosa y arreglada, los Jesuitas perdieron de vista sus neófitos, y tomaron parte en los trabajos científicos y literarios que ilustraron los últimos años de la pasada centuria. En Roma, en Boloña, en Venecia, se hicieron admirar en las academias los que habían sido declarados enemigos de la sociedad y del trono.
Fortunata vio el cuarto. ¡Ay, Dios, qué malo era, y qué sucio y qué feo! Las puertas parecía qué tenían un dedo de mugre, el papel era todo manchas, los pisos desiguales. La cocina causaba horror. Indudablemente la joven se había adecentado mucho y adquirido hábitos de señora, porque la vivienda aquella se le presentaba inferior a su categoría, a sus hábitos y a sus gustos.
Como ciertos cobardes se vuelven valientes desde que disparan el primer tiro, Maximiliano, una vez que rompió el fuego con la hombrada de aquella mañana, sentía su voluntad libre del freno que le pusiera la timidez. Dicha timidez era un fenómeno puramente nervioso, y en ella tenían no poca parte también sus rutinarios hábitos de subordinación y apocamiento.
Por otra parte, Nancy, que había sido acostumbrada a no carecer de nada y a gozar de los privilegios de una posición honorable, no podía apreciar los placeres que la primera educación y los primeros hábitos asocian con todos los fines y todos los esfuerzos de los pobres de nacimiento.
Y sacerdotes de todos hábitos y reglas llegaron hasta su lecho, apartando al sentarse una guitarra o una enagua olvidada; hablándole del cielo, en el que, seguramente, le guardaban un sitio de preferencia por los méritos de sus mayores.
En efecto: Javier, que así se llamaba el muchacho, hubiera sido obispo, porque su familia tenía gran influencia. Pero el chico, que no amaba los hábitos y se sentía impresionado por las nuevas ideas, hizo su hatillo, y falto de dineros, aunque no de osadía, se puso en camino, y se plantó en Madrid el mismo bendito año de 1820.
Lo mismo sucede en el hombre; en él se transforman y atrofian en lo moral como en lo físico todas las facultades no ejercitadas. Huberto representaba de una manera precisa el tipo del hombre tal cual lo hacen sus hábitos, en una vida de lujo, mecánica y fácil.
Las rosas me hacían el efecto de princesas cautivas, y exhalaba quejas para que las libertaran, los girasoles eran sacerdotes revestidos con sus hábitos sacerdotales, y las dalias, jóvenes polacas con papalinas rojas.
Debo exceptuar lo relativo á los alimentos, en que se conservan los antiguos hábitos de repetir las comidas, teniendo una frailesca á medio día, asi como la suculenta cena á las nueve de la noche. Las costumbres tienen allí un doble sello, porque son como el término medio, ó mejor dicho, la transición de lo español á lo francés.
Creo que él experimentaba la misma sensación, y que lo hubiera desolado perdiendo mis hábitos ergotistas y la independencia de mis ideas.
Palabra del Dia
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