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Actualizado: 22 de mayo de 2025
En el vino encuentra el poeta inspiración, el soldado ardimiento, el trabajador fuerza, el enfermo salud. En el vino halla el hombre goce y alegría y el anciano fortaleza. El vino excita la inteligencia, aviva la imaginación, fortifica la voluntad, mantiene la energía.
Siento que no goce usted de esta hermosa noche. El tiempo me ha resultado agradable de este modo. ¿Ha dormido usted también? No... He estado repasando mis recuerdos. Me acordaba de nuestro viaje; cuando la traje a usted de Quimper a París.
Ni siquiera tenía el goce del amor propio y del orgullo, porque sostenía que su grandeza se debía al acaso y no a su carácter ni a su entendimiento y prudencia.
Ambos éramos solteros, y compartíamos las confortables habitaciones que habíamos tomado en la manzana de casas, divididas en pisos, recientemente construidas en la calle Great Russell; y como éramos aficionados a la caza de zorros, el único deporte que podíamos concedernos como goce, también alquilábamos juntos una casa anticuada y barata, en una aldea rural, conocida con el nombre de Helpstone, a ochenta millas de Londres, situada en la posesión de los Fitzwilliams.
Pero está el daño que, en tanto que se hagan las paces y se goce pacíficamente el reino, el pobre escudero se podrá estar a diente en esto de las mercedes. Si ya no es que la doncella tercera, que ha de ser su mujer, se sale con la infanta, y él pasa con ella su mala ventura, hasta que el cielo ordene otra cosa; porque bien podrá, creo yo, desde luego dársela su señor por ligítima esposa.
Porque si duraba mucho la avenencia, y no se presentaba motivo de riña, se encargaba ella de buscarlo, hastiada, sin duda, de hallarse en paz con su marido. Si hacía una cosa por proporcionarle un goce cualquiera, en vez de agradecérselo, le pagaba generalmente con alguna burla o sarcasmo. Todo le parecía poco. Los mayores sacrificios los encontraba pequeños.
A la hora del alba, cuando la nueva luz comenzó a señalar las rendijas de la ventana, el amor de Beatriz se encendió como nunca en su pecho. Pensó en ella apasionadamente. Pensó con frenesí en el goce de vivir y de amar, animando junto a él la ilusión de una boca bajo la suya, de sedosa cabellera perfumada, entre sus propias holandas.
La impresión producida por su rígido y severo semblante, por el que habían pasado algunos otoños, no estaba en armonía con todo lo que allí le rodeaba y parecía destinado al goce de las cosas terrenales.
Esas chozas, ¿no pueden ocultarme una pareja de amantes verdaderos que han preferido el simple hogar de sus padres, un pequeño campo cultivado por sus manos y el goce de placeres sin remordimiento, a todas las seducciones de la ciudad? Soñemos, soñemos en esta felicidad que nos rodea, puesto que jamás hemos de participar de ella. 17 de septiembre.
Sin haber adquirido por lecturas noción alguna del verdadero arte, ni haber visto jamás sino mamarrachos, comprendía la superioridad de lo que a su vista se presentaba; y con admiración silenciosa, su vista iba de cuadro en cuadro, hallándolos todos, o casi todos, tan acabados y perfectos, que se prometió ir con frecuencia al edificio del Prado para saborear más aquel goce inefable que hasta entonces le fuera desconocido.
Palabra del Dia
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