Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 17 de mayo de 2025


Hay una pequeña alacena que hace veces de archivo, con papeles antiguos, con títulos de las Universidades de Orihuela y Gandía, con cartas de desposorio, con ejecutorias de hidalguía, con nombramientos de inquisidores.

Había recordado aquellas palabras que le había dicho poco antes la duquesa de Gandía: «sucede... sucede mucho... lo que pasó anoche en palacio...» y una relación misteriosa, terrible, se había establecido en la imaginación del duque, entre aquellas palabras de la duquesa, y las que acababa de oír, vagas, reticentes, respecto á la reina, al cocinero de su majestad.

¡Ah! señora contestó don Juan turbado y conmovido, porque el acento de la duquesa había cambiado enteramente para él. Y la dió el brazo. Temblaba tanto don Juan, como la duquesa de Gandía. Doña Clara tenía los ojos llenos de lágrimas. ¿Qué sucede aquí? murmuró don Gaspar de Guzmán dando el brazo á doña Clara. Y siguió hacia una puerta por donde se había llevado la duquesa de Gandía á don Juan.

Me va interesando ya... como puede interesarme una mujer que no es la duquesa de Gandía. Abrióse en aquel momento la puerta de una casa, y entró la silla de manos. Se detuvo, y los hombres que la conducían se alejaron, y volvió á cerrarse la puerta. El duque abrió entonces la portezuela, salió, hizo luz con la linterna, y dió la mano á Esperanza.

Pues vestíos, vestíos, doña Clara; dentro de poco vendrán por vos y por vuestro esposo, el conde de Olivares representando al rey, la duquesa de Gandía representando á la reina, como que son vuestros padrinos. Además, permitidme un momento y doña María salió y volvió á entrar trayendo un cofrecillo en las manos , la reina me encarga que os prendáis estas joyas que os regala.

¡Oh! ¡que entre! ¡que entre al momento! dijo doña Clara, apartándose de sobre la frente las pesadas bandas de sus negros cabellos; ¿por qué la habéis detenido? La dueña salió como un relámpago. Cuando doña Clara abrió las vidrieras y salió á la cámara, ya estaba en ella la duquesa de Gandía.

Esto era muy natural; pero por más que lo fuese no convenía al duque de Lerma, que quería gobernar sin obstáculos de ningún género. La duquesa de Gandía, pues, con muy buena intención, y creyendo servir á Dios y al rey, era el centinela de vista puesto por el duque junto á la reina.

Servida la tohalla, que así llamaban, al servir estas fuentes, y ascendiendo este ángel á su nube, de allí á poco volvió á bajar un plato de la fruta que habia de comer el Rey, y sirvióse de la misma manera. Últimamente bajó el mismo ángel la copa en que habia de beber el Rey. El duque de Gandia desempeñó el oficio de mayordomo en el convite, y guiaba los servicios.

No sabía absolutamente nada. El duque se dió á los diablos, y tomó el prudente partido de esperar. Mientras esperaba, la duquesa dió á luz un hijo varón. El duque de Gandía no pudo saber si su heredero, para el cual había escogido con tanto cuidado una hermosa madre, era feo ó hermoso.

Retiráos, señoras dijo la reina á la de Lemos y á doña Beatriz de Zúñiga ; vuestro servicio ha concluído, no me recojo. Las dos jóvenes se inclinaron. La duquesa de Gandía quedó temblando ante Margarita de Austria. Debísteis registrarlo todo antes de suponer que yo no estaba en mi cuarto; ¿dónde había de estar, duquesa de Gandía, la reina, sino en palacio y en el lugar que la corresponde...?

Palabra del Dia

tundas

Otros Mirando