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Actualizado: 8 de junio de 2025
Hecha esta carta y firmada de muchos, no la enviaron por parecer á algunos que tardaría en venir respuesta para sus disinios, que era rendir el fuerte, temiendo que los enemigos diesen asalto. Tratándose en la misma tienda que era bien ver el agua que había en la cisterna para gobernarse por ella, dijo Juan de Funes que en lo del agua no había que tratar, que no había para más de aquel día.
Y volviéndose a mí, con una sonrisa forzada: ¿Lo enteró Ayestarain de lo que pasa?... Sería cosa de volverse loco con otra persona... Esto de otra persona merece una explicación. Los Funes, y en particular la familia de que comenzaba a formar tan ridícula parte, tienen un fuerte orgullo; por motivos de abolengo, supongo, y por su fortuna, que me parece lo más cierto.
Joan de Funes respondió que ya no era tiempo de aguardar más; que los enemigos estaban para dar el asalto; quél tenía orden de D. Alvaro de lo que se había de hacer; que D. Alvaro no había salido del fuerte con disinio de volver más á él.
Tambien es de Diego Beltran Hidalgo el soneto siguiente que compuso en favorable recomendacion de la Historia general de aves y animales de Aristóteles Estagirita, traducida i aumentada por Diego de Funes i Mendoza. =Soneto.= Razones dulces de escuchar suaves, Partos de tu fecundo entendimiento, Son, docto Funes, plumas de tu intento, I alas veloces tus discursos graves.
Pero cuando por pantalla de ese amor mentido hay dos ojos inmensos, que empapándonos de dicha se anegan ellos mismos en un amor que no se puede mentir: cuando se ha visto a esos ojos recorrer con dura extrañeza los rostros familiares, para caer en extática felicidad ante uno mismo, pese al delirio y cien mil delirios como ese, uno tiene el derecho de soñar toda la noche con aquel amor o seamos más explícitos: con María Elvira Funes.
¿María Elvira Funes? repetí. Ningún grado ni ninguna inclinación. La conozco apenas. Y ahora... No, permítame me interrumpió. Le aseguro que es una cosa bastante seria... ¿Me podría dar palabra de compañero de que no hay nada entre Vds. dos? ¡Pero está loco! le dije al fin. ¡Nada, absolutamente nada! Apenas la conozco, vuelvo a repetirle, y no creo que ella se acuerde de haberme visto jamás.
Rodrigo Zapata, que entregó el fuerte. Juan de Funes, que capituló. Juan del Águila, idem. Jerónimo de la Cerda. Juan de Gama. Sebastián Poller, inventor de los alambiques. Maestres de campo, Alonso Padilla. Miguel de Barahona. Jerónimo de Piantanigo. Capitanes, Bartolomé González. Adrián García. Pedro Vanegas. Alonso de Guzmán. Pedro Bermúdez. Antonio de Mercado. Gregorio Ruiz. Juan de Vargas.
Palabra del Dia
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