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Actualizado: 16 de mayo de 2025
La angina de la escarlatina es un indicante de la belladona como el carácter del exantema; tambien juega en otras fiebres en las que la garganta se inflama, á menos que el mercurio que la auxilia tantas veces, no deba administrársele primero. La observacion demuestra que todo exantema cuyos síntomas generales y febriles, no se alivien con la belladona, requiere otro medicamento.
Porque ejercían indecible fascinación sobre el observador aquellas cejas rectas y prominentes, los ojos grandes y febriles, escondidos como en acecho bajo la concavidad frontal, la pupila inquieta y ávida, mucho hueso en los pómulos, poca carne en las mejillas, la quijada robusta, la nariz romana, la boca acentuada terminando en flexiones enérgicas, y la expresión, en fin, soñadora y melancólica.
Todos los síntomas febriles consisten en calosfríos y en frio; el calor de las estremidades apenas indica la reaccion, y muchas veces consiste tan solo en una sensacion. El pulso es generalmente lento, duro, y si es acelerado, es pequeño é insensible. Los síntomas tienen un carácter de astenia pronunciada.
Era Zorraquín capellán de unas monjas pobres y no podía ocultar sus febriles ganas de llegar a otra posición eclesiástica más elevada. Ya no era joven el capellán y había dejado trascurrir lo más florido de su existencia sin hacer valer los méritos que creía poseer.
§ III. Efectos fisiológicos y terapéuticos. =A.= Afecciones agudas, cólera. Los fenómenos febriles del carbon no pueden interpretarse ni en el sentido de una reaccion legítima, ni el de la ataxia, pues llevan en sí el carácter de la astenia. El frio y el enfriamiento son largos y penosos; sobrevienen despues del sudor, hay digitaciones y azulamiento de los dedos de las manos con sed ardiente.
Ni menos requiere ser descrito el espectáculo, caro a los novelistas, de las febriles peripecias que en torno de las mesas se sucedían.
La enojosa permanencia y quietud en el lecho le ocasionaba insomnios frecuentes, cuando no letargos breves y febriles, acompañados de pesadillas o alucinaciones. A veces despertaba de súbito bañado en sudor, y exclamaba pasándose la mano por los ojos: Jesús me valga y la Santa Virgen del Sagrario, ¡qué sueño he tenido!
El tibio contacto de su piel delicada, al través de la cual sentía palpitar el calor misterioso de la vida, me llenaba de dicha, una dicha profunda, incomparable, infinita; jugaba suavemente con los dedos torneados y creía sentir en ellos tan pronto febriles estremecimientos como languideces invencibles, ardientes promesas y ahogados anhelos de ternura.
Los granos, las vesículas escocientes sobre los labios y sus comisuras, las grietas y costras en los mismos puntos, reunidas á los síntomas análogos ya indicados en las mucosas y la piel, son de gran valor en las fiebres y en los estados mucosos febriles, subagudos, diferenciando á este medicamento de otros que no provocan esos fenómenos sino despues de la fiebre, en la convalecencia, como una crísis.
Inclinada sobre la criatura, Nucha le echaba el aliento para mejor adormecerla, y arreglaba con febriles movimientos el pañolón calcetado que envolvía, como el capullo a la oruga, aquella vida naciente.
Palabra del Dia
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