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Actualizado: 29 de septiembre de 2025
La primera vez me fatigó mucho un moro encantado que en él hay, y a Sancho no le fue muy bien con otros sus secuaces; y anoche estuve colgado deste brazo casi dos horas, sin saber cómo ni cómo no vine a caer en aquella desgracia. Así que, ponerme yo agora en cosa de tanta confusión a dar mi parecer, será caer en juicio temerario.
Todos palmeteaban y chillaban jaleando á los bailadores. Algunos tomaron puñados de almendras de la mesa y las arrojaron al aire, cayendo como una nube sobre ellos. La novia se fatigó antes que el padrino. Esto causó gran regocijo. El viejo fué felicitado con entusiasmo. Pepa, jadeante, dijo: Que baile ahora Soledad para quitarles á ustedes el amargor de la boca.
El estómago, no tanto: lo peor es la gran debilidad que siento en todo mi organismo desde hace tres o cuatro meses. Una carencia absoluta de fuerzas. En cuanto subo cuatro escaleras, me fatigo. No puedo levantar el peso más insignificante... ¿Ha tenido usted algún síncope, o siente usted mareos de cabeza? Mareos, sí, señor; pero nunca he llegado a perder el sentido.
Horribles eran aquellas frecuentes luchas; pero V., cuando triunfaba, triunfaba, no sólo de mí, sino de los ángeles que me asistían; de mi fe profunda; del cielo, á quien yo invocaba; del principio del honor arraigado en mi alma, y de mi conciencia acusadora y severa contra mí misma. V., que sólo buscaba alegría y deleite, se fatigó de luchar. Así me liberté del cautiverio infame.
La fatigó en cambio con su apasionamiento celoso y adusto. Por eso ahora recordaba casi con encono su primer cariño por él y sus cartas de amor. En su imaginación propensa a exagerar los rasgos chocantes, la cara de Muñoz asomó con las cejas más juntas y más anchos los labios de gesto sensual y altivo. Todos sus pensamientos se ennegrecieron.
Miguel solía aprovechar esta buena disposición y osaba retozar con la fiera: cogiéndola súbito de la cintura la empujaba con alguna violencia y la hacía correr, a su pesar, por la sala o el corredor hasta fatigarla, sin hacer caso de sus protestas. ¡Estate quieto, Miguel! ¡Basta, Miguel! ¡Mira que me fatigo! La brigadiera, enfadada a medias, no podía menos de reírse.
Palabra del Dia
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