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Actualizado: 18 de mayo de 2025
¡Y no hay medio en lo humano! Ninguno. Bien; será lo que quieras. ¡Presos don Francisco y don Juan! ¡Presos! ¡Al momento! ¡Al momento! Pues vete y manda extender las órdenes. ¿Y te quedas aquí? Sí, no quiero asustarte desapareciendo delante de ti. Debe haber aquí alguna puerta secreta. Pues bien; ¿qué importa? bastante seguro te tengo. Mira.
Encontrábase mi hombre con fuerza dialéctica y entusiasmo bastantes para predicar y extender por todo el mundo aquellas verdades. Pero como no tenía más público que la tertulia del café, con ese inocente auditorio tuvo que contentarse. ¿Y qué? ¡Cuánto mejor no era sembrar la nueva doctrina en entendimientos sencillos y absolutamente incultivados!
Es evidente que la substancialidad del alma no puede ser objeto de la intuicion sensible; y por consiguiente, aplicar al alma la idea de substancia es extender el concepto mas de lo que permite su naturaleza.
Sobre la ruta que recorren siembran torrentes de fecundidad. A dos ó tres brazas de profundidad desaparece el agua bajo la increíble abundancia del flujo materno do nadan las huevas del arenque. Cuando el sol empieza á extender sus dorados rayos sobre la tierra, es curioso ver, hasta donde alcanza la vista, por espacio de muchas leguas, el mar blanco del germen de los machos.
Las voces antiquadas no han de usarse, porque por no valerse de ellas, ya nadie las entiende, y se faltaria á la perspicuidad; mas no se ha de extender esto á las antiguas, de las quales queda el uso en los mejores Escritores que andan en manos de todos.
Un carbúnculo, color de fuego, brillaba en lo más alto del monumento, reflejando á lo lejos los rayos del sol, y hubo un rajah que mandó extender desde la cima de la montaña hasta las llanuras una alfombra de doce kilómetros de longitud para que no manchase los pies de los fieles una tierra impura, procedente de un suelo profano.
De vez en cuando estremecíase con violentos sobresaltos, lo mismo que si una mano invisible le cosquillease en la nuca. Cogida a la baranda, echaba el busto atrás, y luego se aproximaba a ella hasta tocarla con el pecho. Con esta gimnasia nerviosa acompañaba su charla y disimulaba un deseo de extender los brazos y desperezarse.
Era aquella, por fortuna, tierra clásica de amas de cría, de las más afamadas de la provincia; y en tan pequeño vecindario, sin más que extender un poco sus pesquisas por aquellos contornos, encontró Bonis dos buenas vacas de leche de aspecto humano, porque en aquella región venía a ser una especie de industria inmoral y de exportación el servicio que él solicitaba.
Estos primeros cuadros de Pereda, para mí los más admirables, no son ni los más conocidos de lectores extraños, ni los que más han contribuído a extender su nombre fuera de Cantabria.
En el pescante iban el cochero y Patón. Dentro, Novillo y Apolonio, tiesos, sin cambiar palabra, como dos fetiches llevados a extender el culto a nuevos territorios. Así transcurrió una hora; una hora prolongada, estirada, adelgazada en una hebra interminable y perezosa, como si estuviese hilada con ritmo lentísimo por las yemas de unos dedos rígidos y entumecidos: los cascabeles de las yeguas.
Palabra del Dia
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