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Actualizado: 13 de julio de 2025


Hasta el bueno de Esteban, el Vara de palo, protestaba a su modo, diciendo con dulzura a don Antolín: Pero ¿es verdad que usted quiere echar al zapatero? Hará usted mal, muy mal. Al fin es un pobre, y su mujer nació en este claustro. Estas novedades traen siempre desgracia, don Antolín.

El otro tutor de su infancia, el vigoroso Tritón, permanecía insensible al paso de los años. Ferragut le encontró varias veces, al llegar á Barcelona, instalado en su casa, en sorda hostilidad con doña Cristina, dedicando á Cinta y á su hijo una parte del cariño que antes era sólo para Ulises. Deseaba que el pequeño Esteban conociese la casa de los bisabuelos.

No, Esteban; el amor a los hijos y la conmiseración para sus faltas deben estar por encima de todas las preocupaciones. Esa vida eterna del alma, promesa mentida de todas las religiones, sólo es una verdad por los hijos.

Sus primeros amores fueron con una emperatriz. El tenía diez años y la emperatriz seiscientos. Su padre, don Esteban Ferragut tercera cuota del Colegio de Notarios de Valencia , admiraba las cosas del pasado.

Es una muerta en el combate social: un cuerpo que hay que levantar; y , que eres el padre, debes ser el primero en cumplir esta obra de justicia. Esteban, con la cabeza baja, seguía haciendo movimientos negativos.

La vida de Gabriel en el Seminario fue la existencia monótona y vulgar del estudiante laborioso: triunfos en las controversias teológicas, premios a granel y el honor de ser presentado a los compañeros como modelo. De vez en cuando, algún canónigo de los que explicaban en el Seminario entraba en el jardín. El muchacho marcha muy bien, Esteban.

¿Por qué llorar y calentarse la cabeza con tantas suposiciones sin fundamento?... Lo que usted debe hacer, hija mía, es llamar á ese Tòni que es el segundo del buque. El debe saberlo todo... Tal vez le diga la verdad. Recibió Esteban el encargo de buscarle al día siguiente, y pudo darse cuenta de la inquietud que experimentó Tòni al saber que doña Cinta quería hablarle.

Unicamente ha llegado á nuestras manos una «Relación de las alhajas, Pinturas, Estátuas y demás que al presente existen en el Palacio del duque mi señor á la parroquia de San Esteban de esta ciudad remitida á su excelencia en el mismo día 4 de Agosto de 1751autorizada con las firmas de Nicolás Hortiz de Escovar y de Antonio Ruiz de Rebolledo» cuyo documento estimamos muy interesante, y en tal virtud vamos á transcribirlo.

El nuevo Provincial y Secretario procuraron fomentar con todo esfuerzo la conversión de nuevos infieles, á que cooperó como siempre el señor gobernador de la provincia D. Esteban de Urizar.

También éste le quería y aprobaba su aversión por los libros. Si de tarde en tarde era el capitán el que venía al buque por unos momentos, Caragòl le hablaba obstruyendo la puerta con su cuerpo, al mismo tiempo que sonreía maliciosamente. Para Esteban, las dos cosas más dignas de admiración eran el mar y su padre.

Palabra del Dia

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