United States or Burkina Faso ? Vote for the TOP Country of the Week !


El ventero daba voces que le dejasen, porque ya les había dicho como era loco, y que por loco se libraría, aunque los matase a todos.

Era la capilla mayor de la catedral antigua, labrada como en su lugar oportuno se dijo á espensas del rey D. Alonso el Sabio . Restaurada segun algunos creen por el obispo D. Íñigo Manrique en 1489 , y renovada por tercera vez en 1710 con arreglo al antipático gusto dominante en los primeros años del reinado de Felipe V, ni rastro queda en ella de la arquitectura del siglo XIII. Todo es hoy allí churrigueresco á escepcion del elegante arco árabe angrelado que tiene al lado derecho mirando al Santuario de la antigua mezquita, el cual subsiste, no sabemos por qué milagro, como náufrago libertado de una furiosa tempestad.

Y después de un momento en que consagraba mi alma al culto absoluto de mis recuerdos de niño, por una transición lenta y penosa, me trasladaba a México, al lugar depositario de mis impresiones de joven. Aquél era un cuadro diverso.

La maravilla física del agua tendida uniformemente sobre una bola á la que se adhiere sin desviarse, ese milagro, acababa de ser demostrado. Por fin era conocido el mar Pacífico, el grande y misterioso laboratorio donde, lejos de nuestras miradas, la Naturaleza trabaja profundamente la vida, elaborándonos nuevos mundos, nuevos continentes. La ley de las tempestades.

Esto, como era de esperar, había excitado vivamente las conciencias timoratas, encendiendo en las provincias del Norte, más religiosas de suyo y más apegadas a nuestra tradición, una obstinada y sangrienta guerra civil que amenazaba concluir con el orden político establecido y de paso con nuestra riqueza y prestigio.

Esta pregunta fue un poema de amor, de confianza y de admiración y dijo todo el cariño de mi abuela querida y su fe ciega en el porvenir de su nieta. ¡Pobre abuela!... 21 de febrero. El señor Baltet me gusta cada vez más. Ha estado delicioso esta tarde. Cada uno de los objetos que le presentaba la abuela, era motivo para una disertación medio seria, medio jocosa.

No respirábamos en su presencia, y nos infundían tanto, tanto pavor sus mandatos y reprimendas, que nos era imposible vivir. ¡Ay, para poder vivir nos fue preciso engañarla, y la engañamos!... Dios, o no quien, nos inspiraba un día y otro mil ingeniosidades, y se desarrolló en las dos un talento superior para el engaño.

Prefería los films en que aparecen señoras elegantes y todos los hombres van vestidos de frac. De pronto, Mina mostró un patriotismo rabioso. ¿Qué hacía en Europa?... Sólo los snobs podían perder su tiempo y su dinero en un continente viejo y aburrido. Ella era americana, y debía vivir en América.

Pensó un momento en hacer un esfuerzo de voluntad y entrar en la redacción de un periódico... La empresa no era fácil: todos los puestos estaban ocupados, y él apenas si servía para esta labor. La fama del Homero indolente se había esparcido por todas las redacciones.

Procurad saber quién es ese hombre de que la reina se ha valido; averiguado que sea, hacedle prender, y esto al momento. Después, id á avisarme al alcázar. Don Rodrigo conoció que la orden era perentoria, y fué á salir. No, por ahí no; tomad mi linterna; vais á salir por el postigo; de paso mirad si hay algún muerto en la calle, ó al menos señales de sangre. ¡Ah!