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Actualizado: 5 de mayo de 2025
Así, desde los treinta a los cincuenta años, se ha deslizado su metódica y correcta existencia, digna y laboriosa, pero también sin el calorcillo de una dulce intimidad, sin hacer el menor alto en el ensueño o en la fantasía...
De un campo de centeno levantóse en rápido vuelo una alondra y se perdió en las nubes, mientras su alegre canto recordaba a Francisco la voz de purísimo timbre de la señora Liénard; entonces, en medio de su ensueño, la idea de ver a la joven en Rosalinda, filtró dulcemente en su alma una emoción profunda, tan suave como la tenue claridad que la muselina de las nubes tamizaba.
¡Silencio! repitió; y su cabeza cayó sobre su pecho; se hubiera dicho que estaba absorta en un profundo ensueño. Solamente de cuando en cuando la agitaba una especie de temblor convulsivo, y sus dientes se entrechocaban.
Eichelberger no existía; había muerto, o tal vez estaba de vuelta en Europa. Y los dos existían unidos como esposos, en la libertad de un pueblo nuevo, teniendo con ellos a su hijo. Fernando y Karl eran los dos únicos seres de este mundo que ella podía amar. Vivir para siempre entre el hombre adorado y su hijo, ¡qué inmensa dicha!... Pero no era más que un ensueño; una ilusión del viaje oceánico.
De pronto se echó hacia atrás, confusa y avergonzada... Un elegante jinete acababa de desembocar en la plaza, y al sorprender a la joven sonriendo a su ensueño, se detuvo y, maquinalmente, se quitó el sombrero. Julieta cerró vivamente la ventana y se apresuró a dedicarse a los cuidados de la casa.
Algunas veces la había visto, pero tan furtivamente y a través de tan gran turbación, que en cada una de aquellas ocasiones me había parecido que era víctima de un ensueño penoso. De aquellas fugaces apariciones me quedaba la impresión de una imagen extraña, de un rostro ajado como si los negros colores de mi alma se hubieran desteñido sobre aquella radiante fisonomía.
Sus máquinas que habían hecho estallar las armas sostenedoras del poder de los hombres resultaban ya inútiles. Los fusiles y los cañones sacudirían su largo ensueño para recobrar el diabólico poder que les hacía temibles. Los iniciados más valerosos se estaban ejercitando ya en su manejo.
No ha pasado un solo dia: espantosa, aterradora, es siempre la horrenda hora del crímen y la maldad; es lo que ensueño parece por el infierno abortado, lo infame al horror llevado; lo infinito en la crueldad.
Las musas danzarán sobre tu césped y gustarán la miel de tus colmenas. Sé el manantial donde las almas nobles el agua pura del Ensueño beban, la torre de márfil donde se guarde el tesoro ideal de nuestra lengua. Hispanos: si algún día la escarnecen, nuestras aljabas vaciarán sus flechas, y nos verán, triunfantes o vencidos, al pié de esta sagrada ciudadela. ¡Oh rosas de lascivia!
No nos ha valido para estímulo el ejemplo de otras naciones, que buscando alianzas y aventurando algo han alcanzado bienes que parecían inasequibles y como delirios de un ensueño.
Palabra del Dia
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