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Actualizado: 18 de julio de 2025


Pero estos obstáculos únicos eran casi transparentes, con la sutilidad de los enrejados de metal, a través de los cuales pasa la mirada. En lo último, a catorce metros de altura, estaban alzadas las tapas de cristales sobre la cubierta de los botes, dejando ver dos fragmentos de cielo. El doctor Zurita se enteró minuciosamente de las funciones de las diversas máquinas.

Ante él alzaban sus pesadas moles cilíndricas las dos torres de la puerta de Cuarte, con la rojiza costra acribillada por los profundos agujeros de las granadas francesas y las de las insurrecciones republicanas. Contemplaba fijamente los tragaluces angostos y enrejados de los calabozos donde estaban los presos militares.

El visitante puede hacer un verdadero estudio de la botánica cosmopolita, siguiendo paso á paso los grupos científicamente preparados al aire libre ó en invernáculos, dentro de las aguas de los estanques pintorescos de agua dulce ó marina, ó sobre los emparrados, enrejados y techos que les dan protección á las lianas, enredaderas parásitas y plantas trepadoras de todo género.

En el primero, donde estaba él, mezclábase a la blancura uniforme de la decoración el verde charolado de las palmeras de invernáculo, el verde pictórico de los enrejados de madera tendidos de pilastra a pilastra y el verde amarillento y velludo de unas parras artificiales, cuyas hojas parecían retazos de terciopelo.

Y lo que ordenaron fue que se concertaron con un carretero de bueyes que acaso acertó a pasar por allí, para que lo llevase en esta forma: hicieron una como jaula de palos enrejados, capaz que pudiese en ella caber holgadamente don Quijote; y luego don Fernando y sus camaradas, con los criados de don Luis y los cuadrilleros, juntamente con el ventero, todos por orden y parecer del cura, se cubrieron los rostros y se disfrazaron, quién de una manera y quién de otra, de modo que a don Quijote le pareciese ser otra gente de la que en aquel castillo había visto.

Por todas partes los graciosos balcones, las discretas celosías, veladas en su interior por finos cortinajes, tras de cuyos pliegues se alcanzan á ver medio escondidas algunas caras primorosas como apariciones ideales; los aéreos miradores de cristal, empinados caprichosamente sobre los techos; las ventanas con enrejados de hierro curiosísimos; las vastas azoteas adornadas de jarrones con flores y pequeños arbustos bañados por el sol y agitados por las brisas marinas.

La bóveda gótica que rodea toda la obra alta, lleva en los tímpanos ojivales formados por el arranque de sus nervios, grandes bajo-relieves, y todos los pilares del lado del norte que la sostienen estan decorados con filetes formando enrejados, cenefas de circulitos, losanges y otras combinaciones. Ahora bien, esta misma amalgama se advierte en la decoracion del trasaltar.

Palabra del Dia

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