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Actualizado: 23 de junio de 2025


Recuerdo que las verdes orillas del Ródano me encantaron tambien, y casi me hicieron adivinar la nocion de un país árabe. Allí están el hogar, la casa, el rescoldo, la cuna y el sepulcro de los que viven y mueren en un mismo palmo de tierra.

-Si no, ¿qué crees? -le preguntó don Quijote. -Creo -respondió Sancho- que aquel Merlín, o aquellos encantadores que encantaron a toda la chusma que vuestra merced dice que ha visto y comunicado allá bajo, le encajaron en el magín o la memoria toda esa máquina que nos ha contado, y todo aquello que por contar le queda.

Adelaida cantó al arpa el aria de Desdémona, assisa al pie d'un salice, con un gusto y afinación que encantaron al rey Buby. No era Adelaida bonita, pero tenía modales muy distinguidos, y hacía oscilar su rabo con cierta melancólica coquetería, que revelaba, sin duda, alguna pena secreta.

Sin perjuicio de las gestiones activas, escribió por entonces las Relaciones, bajo el nombre de Rafael Peregrino, no por ocultar el suyo, transparente en las aventuras: por procurarle atractivo mayor en la curiosidad de las gentes. «El libro estaba formado con habilidad y soltura; es el estilo pesado para nosotros por la afectación continua de que se reviste y los giros que le adornan; pero en su tiempo era un modelo: la incesante digresión que rompe el hilo de las narraciones; las sentencias que, como Tácito, derrama la obra; la abundancia de conceptos y dulzura de las imágenes, encantaron á los hombres ilustrados .» «Dispuesta con arte magistral la exposición de aventuras, cautivando la benevolencia y la conmiseración en favor de su persona, hacía más odiosa la de su ingrato é implacable perseguidor

Y había, finalmente, otros que no la sacaban nunca. Estos pobres hombres no la sacaban porque jamás la tuvieron; pero ellos se aprovecharon de la ordenanza divina para fingir que la tenían. Así, cuando les preguntaban en la calle por ella, respondían ingenuos y sonrientes: «¡Ah! La tengo muy bien guardada en casa». Esta sencillez y esta modestia encantaron a las gentes.

Dos o tres ternas de novicios pequeñitos encantaron a Leopoldina; con la servilleta en la mano levantóse de la mesa y salió fuera de los arcos para verlos mejor, diciendo entusiasmada: ¡Mira, mira... qué indecentillos más monos! ¡Si parecen curitas de barro! ¡Qué chiquitos! ¡Qué preciosos!... Pues cómprales dulces respondió Jacobo despechado.

Los libros de caballería, que encantaron por tanto tiempo á los lectores españoles, no dejan de ser muy importantes . Mucho más influyó en ellos la sátira que se hace en Don Quijote, que en las novelas pastoriles que imitaban á la Diana, de Montemayor . Los prosistas españoles más distinguidos se consagraron á describir las costumbres y la sociedad de su época, ya en pequeñas novelas, en las cuales descolló entre todos Cervantes, imitándolo Montalván, Mariano de Carvajal y Saavedra y otros, ya en las famosas picarescas, por el estilo de El lazarillo de Tormes, que traducido é imitado ha recorrido toda Europa.

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