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Y en esta aventura se deben de haber encontrado dos valientes encantadores, y el uno estorba lo que el otro intenta: el uno me deparó el barco, y el otro dio conmigo al través. Dios lo remedie, que todo este mundo es máquinas y trazas, contrarias unas de otras. Yo no puedo más.

Desaparecerían como en las antiguas leyendas las hadas y los encantadores, que, luego de hacer el bien, tornan á sus misteriosos dominios. Pasarían los años: la Historia hablaría de este esfuerzo, único por su intensidad y su carácter generoso, y en la Costa Azul y en otros lugares quedaría de esta hazaña mundial un recuerdo desfigurado.

Pero siendo el Palacio Real uno de los grandes prodigios de la monarquía absoluta, claro es que al pasar aquel régimen, debió perder no poco de su antiguo esplendor. En espacio es en lo que menos ha perdido, y tres calles se han hecho á expensas de sus encantadores jardines; las calles de Valois, de Beaujolais y de Montpensier.

-Muchos médicos hay en el mundo: hasta los encantadores son médicos -replicó Sancho-; pero, pues todos me lo dicen, aunque yo no me lo veo, digo que soy contento de darme los tres mil y trecientos azotes, con condición que me los tengo de dar cada y cuando que yo quisiere, sin que se me ponga tasa en los días ni en el tiempo; y yo procuraré salir de la deuda lo más presto que sea posible, porque goce el mundo de la hermosura de la señora doña Dulcinea del Toboso, pues, según parece, al revés de lo que yo pensaba, en efecto es hermosa.

Perseguido me han encantadores, encantadores me persiguen y encantadores me persiguirán hasta dar conmigo y con mis altas caballerías en el profundo abismo del olvido; y en aquella parte me dañan y hieren donde veen que más lo siento, porque quitarle a un caballero andante su dama es quitarle los ojos con que mira, y el sol con que se alumbra, y el sustento con que se mantiene.

Hoy es una ruina, como los palacios de Medina-Azahara y los encantadores jardines de la Almunia. Sólo quedan algunos restos, que dan señales, que son como reliquias de la grandeza pasada; restos que un hábil cocinero arqueólogo pudiera restaurar, como ha restaurado Canina los antiguos monumentos de Roma.

La impresión que uno siente es fuerte, mucho más que la que produce el mono, cuyas muecas nos son antipáticas. Nunca olvidaré las focas del Jardín Zoológico de Amsterdam, delicioso museo, tan rico y bien organizado, y uno de los sitios más encantadores que existen en el mundo.

Oyendo lo cual la duquesa, dijo: -Deste suceso se puede inferir que, pues el gran don Quijote dice que vio allí a la mesma labradora que Sancho vio a la salida del Toboso, sin duda es Dulcinea, y que andan por aquí los encantadores muy listos y demasiadamente curiosos.

Más encantadores son aún estos dramas pequeños de la naturaleza inanimada, cuando toman parte en ellos animales ó plantas. Atraído por lo tibio del aire, acércase revoloteando la mariposa, mientras la planta, caída con la tierra desmoronada desde lo alto de la roca vecina, aprovecha el corto reposo de vida para arraigar otra vez y enseñar al sol su última corola.

Porque te hago saber, Sancho, que cuando llegé a subir a Dulcinea sobre su hacanea, según dices, que a me pareció borrica, me dio un olor de ajos crudos, que me encalabrinó y atosigó el alma. ¡Oh canalla! -gritó a esta sazón Sancho- ¡Oh encantadores aciagos y malintencionados, y quién os viera a todos ensartados por las agallas, como sardinas en lercha!