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Actualizado: 6 de octubre de 2025


Cuanto existe y cuanto ha existido tiene voz y voto en el poema: la voz de la esclavitud, la voz de la libertad, la voz de las ciudades, la voz de los campos, la voz de la iglesia, la voz de la administración, la voz de los colegios electorales, la voz de los tribunales colegiados, la voz de los edificios del Estado, etc., etc.

Llegó al primer pueblo del distrito, y allí le esperaban, a la puerta de un viejo mesón, a cuyos postes y rejas estaban atados otros tantos caballejos enjaezados a la usanza del país, hasta seis agentes electorales de nota.

La época de la Revolución, cuando estaban caídos y había que hacerse respetar escopeta en mano; las desesperadas batallas electorales, en las que se alcanzaba el triunfo pasando sobre algún muerto; los galopes audaces en víspera de escrutinio, a través de los campos, envueltos en la sombra de la noche, sabiendo que por cerca estaba emboscado el roder de carabina certera, que había jurado su muerte; los procesos interminables por coacción y violencias que hacían vivir en perpetua angustia, esperando de un momento a otro la catástrofe final, el presidio con la pérdida de los bienes.

La responsabilidad de las grandes luchas electorales, como de las grandes acciones de guerra, está en los generales: el soldado no muere sino materialmente, de un bayonetazo, de un tiro de fusil, de una bala de cañón, de hambre y de sed; pero el descalabro de una campaña política o militar es la muerte moral de los jefes y la muerte moral de las cabezas es la muerte del espíritu dentro del cuerpo vivo: una especie de embalsamamiento inconsciente.

Padre e hijo se consideraban incapaces de pensar en las respectivas materias sin la ayuda de su Pitonisa. Aquí estaba el secreto de la política de Vegallana, conocido por pocos. Los más, al salir de una junta del «Salón de Antigüedades», solían exclamar: ¡Qué cabeza la de este Marqués! Nació para amaños electorales, para manejar pueblos. No, y los años no le rinden; siempre es el mismo.

El Canton está dividido en 19 circúitos político-judiciales, 60 círculos electorales con jueces de paz, y 388 distritos ó comunes con municipalidad, aparte de las aldeas que, por su pequeñez, carecen de personalidad política. Así, el término proporcional es de unos 500 habitantes por distrito.

Cuentan las crónicas electorales de aquel distrito que, no bien supo D. Paco la que D. Acisclo le estaba urdiendo, empezó a trabajar en contra, saliendo del letargo, o mejor diremos del tranquilo y descuidado reposo en que su confianza y seguridad hasta allí le habían tenido. Esto, naturalmente, hizo que don Acisclo tuviese que redoblar cada vez más su actividad. Así es que no paraba.

Con este notición se puso término a la charla, así porque era ya tarde, como porque los aplausos y vivas de doña Manolita y de Pepe Güeto no consintieron que siguiera adelante aquella noche. Preparativos electorales El plan de D. Acisclo había sido meditado pausadamente y en secreto, y estaba tan bien trazado, combinado y preparado, que no escaseaban las probabilidades de que se lograse.

Ayer no más lo hemos visto; 30.000, 40.000 almas, cuarenta mil seres racionales, ocupando diez cuadras de la calle Florida, aplaudiendo a una voz, vivando un nombre, obedeciendo una orden; padres, madres, hijos e hijas, jóvenes y viejos, lanzados al mar de las pasiones electorales por una sola voz, riendo a una seña, llorando a otra de entusiasmo, marchando en procesión y vivando simultáneamente el adorable nombre de su divino jefe. ¡Eso es partido!

Deseaba el gobernador triunfar en Cebre sin apelar a recursos extraordinarios y arbitrariedades de monta, pues sabía que, si no era probable que jamás se levantasen allí partidas, en cambio la sangre humana manchaba a menudo mesas y urnas electorales; pero la nueva combinación le obligaba a no reparar en medios y conferir al insigne Trampeta poderes ilimitados....

Palabra del Dia

aprietes

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